Muy importante: la transición ecológica y climática. Corresponde con el lapso de tiempo que llevará realizar las correcciones necesarias para ralentizar el Cambio Climático y empezar a equilibrar la Ecosfera terrestre de toda la serie de indicadores ambientales que están alterados.
Cual paciente de hospital, es importante atender a nuestro planeta con los mejores cuidados para estabilizarlo y llevarlo a su curación. No es una mejoraría que se puede dar de la noche a la mañana, pero que, si se realiza con la debida estrategia y de forma multiplicativa, acumulativa, simultánea y ubicua, es posible de alcanzar en un tiempo más bien corto, al menos, para el inicio de la estabilización.
Es una noticia positiva que nuestros jóvenes y niños deben conocer a profundidad. Es decir, que si hay solución, que si hay cura para este nuestro enfermo planeta, desgarrado por las guerras y la contaminación que ha provocado la humanidad y cuyos daños más severos se han dado apenas en los últimos 40 años, convirtiéndonos a muchos de nosotros en testigos directos de toda una catástrofe ambiental.
Situación de emisiones: esta es una tarea estratégica en el camino hacia la descarbonización de la economía y para lograr que el país y todas sus actividades sean carbono neutral y, en todo lo posible, carbono negativo, es decir que la actividad y sus alcances más bien sean capturadoras de carbono y de gases de efecto negativo.
En el caso de un país como Costa Rica algunos podrían afirmar que con el hecho de que alrededor del 98 % de la energía que se genera proviene de fuentes renovables (hidroeléctrica, geotérmica, eólica y solar, principalmente) ya se cumple esa tarea. Sin embargo, se tiene un alto consumo de hidrocarburos.
A modo de referencia, en el 2003 se consumían 12 millones de barriles de derivados del petróleo, mientras que en el 2019 ese consumo se incrementó a 22 millones de barriles, mostrando un incremento de un 83 %. Esto equivale a la emisión de cerca de 5.2 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera por año.
Esta tendencia de aumento de emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero que se produce, se mantiene en incremento dado que el aumento de la cantidad de vehículos que queman hidrocarburos se sigue dando de forma muy sostenida (cerca de 44 mil unidades en el 2022, donde los vehículos eléctricos representan apenas un 6 % del total, aunque con tendencia en aumento). Con la entrada en circulación de los nuevos vehículos e incluso los eléctricos, no se sustituye el mismo número de vehículos de parque automotor.
Los otros vehículos usados que son “sustituidos” por vehículos nuevos, en su gran mayoría siguen circulando, dado que, generalmente se venden a terceros. Con ello se incrementa un gran problema que tiene la Gran Área Metropolitana (GAM) y otras áreas metropolitanas de ciudades intermedias como es la seria arterioesclerosis vial que ya se encuentra en un estado severamente crónico. Algo que contribuye de forma notable a que se contamine y deteriore el aire de las zonas urbanas, con las consecuentes consecuencias en la salud (por alergias y enfermedades en las vías respiratorias) para los habitantes de las mismas.
Otras actividades que producen emisiones: pero no solo el parque automotor es el responsable de emisiones de gases de efecto invernadero. Existen otras muchas fuentes de emisiones que incrementan la cantidad de emisiones de CO2 a la atmósfera. Las mismas se pueden citar de forma general, pues en el país no contamos, todavía, con un Registro Nacional de Huella de Carbono.
Así, por ejemplo, los barcos que arriban a los puertos nacionales o bien, los aviones que usan nuestros aeropuertos son fuentes generadoras de CO2. La actividad agrícola convencional, aparte de ser fuente de contaminación por el uso de agroquímicos y plaguicidas, también genera emisiones de CO2 por el arado del suelo y las quemas (controladas y no controladas) que se producen, dizque, para facilitar la actividad agrícola.
Para muchos resulta muy molesto y hasta desesperante ver las enormes quemas que se producen en las plantaciones de caña, con el pretexto de facilitar su producción, algo que, además de contaminar seriamente el aire, también produce condiciones de trabajo extremas y peligrosas para los trabajadores que realizan la zafra de la caña. Situación que en este momento se encuentra en manos de la Sala Constitucional esperando que sea resuelta a favor del ambiente.
La actividad turística, la industria y el comercio, salvo algunas excepciones tienen una huella de carbono significativa en la medida que producen emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero. También las oficinas administrativas, el transporte público y en nuestro país, hasta el tren.
Las zonas urbanas de los diferentes cantones del país también producen emisiones de CO2 y de allí que los municipios también tengan una importante responsabilidad en la terea de disminuir emisiones (huella de carbono) y cambiar hacia una situación de carbono negativo.
Otras actividades que producen emisiones son los rellenos sanitarios, incluso aquellos tecnológicamente bien manejados, los condominios, las urbanizaciones, las actividades mineras y empresas que brindan diferentes tipos de servicios.
Ante los argumentos que algunos pueden esbozar en el sentido de que, dado que Costa Rica es un país pequeño y que, comparativamente, respecto a otros países más grandes, las emisiones resultan “insignificantes”, por lo que, entonces, no debería hacerse nada; el argumento no es valedero. Esto, en razón que de que debemos considerar no solo las emisiones netas, sino más bien la perspectiva del efecto acumulativo de esas emisiones y, además, respecto a la responsabilidad ética y moral del país, de mostrar que la lucha contra al Cambio Climático se realiza de forma integral.
No es suficiente que digamos que producimos energía eléctrica renovable y que el área de nuestros bosques se ha “incrementado”. También debemos corregir los problemas muy serios de contaminación que nos afecta.
Transición ecológica y climática – acciones estratégicas: la transición que nos lleve a alcanzar una condición de mayor equilibrio ambiental requiere de una serie de acciones estratégicas. En primer lugar, se requiere de una Estrategia Nacional sobre el Cambio Climático y el Equilibrio Ecológico, así como un Plan Nacional con acciones de corto, mediano y largo plazo. Plan que, también, requiere ser desarrollado a nivel local por parte de los municipios.
Esta Estrategia Nacional sobre Cambio Climático y el mismo Plan Nacional de Acción Climática deberían ser generados a partir de un proceso de Evaluación Ambiental Estratégica, por medio de un proceso participativo, transparente e informado. No es correcto que sea generado desde una sola fuente institucional.
Se hace indispensable contar con un Registro Nacional de Huella de Carbono y con un sistema nacional de compensación de emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero para el desarrollo de sumideros de carbono que, a su vez, estén ajustados con el desarrollo de nuevos ecosistemas y suelos tropicales, por restauración de terrenos degradados o protección de los ya existentes. Se hace indispensable que sea un sistema ágil, eficiente y efectivo, con muy poca burocracia y basado en un proceso fundamentalmente automatizado.
También, es indispensable instaurar un proceso de transición hacia la producción agrícola y agropecuaria regenerativa, es decir, que promueva la recuperación y restauración de suelos, de sumideros de carbono, sin arado y sin uso de agroquímicos y plaguicidas.
No se trata de sustituir de la noche a la mañana la producción agrícola y agropecuaria convencional.
De lo que se trata es que, por medio de un correcta y efectiva gestión del territorio (ordenamiento ambiental y de planificación) se definan nuevos territorios para esta actividad, y que se estimule su desarrollo tal y como está sucediendo con algunos proyectos piloto que se ya se ejecutan en varios cantones del país por parte de Costa Rica Regenerativa. Al respecto las municipalidades por medio de sus planes de ordenamiento territorial y sus disposiciones locales, así como el Ministerio de Agricultura y Ganadería tienen una tarea estratégica muy importante a corto plazo.
La factura petrolera que tiene el país debe y tiene que ser reducida gradualmente. El paso hacia vehículos eléctricos es un avance, pero se requiere que sea mucho más acelerado. Sobre esto, el bajar los costos de estos vehículos y mejorar la infraestructura necesaria para su operación es un asunto que requiere impulso más sólido.
El parque automotor debe evolucionar hacia un parque eléctrico en el menor plazo posible. Dentro de este marco, resulta importante el uso de combustibles alternativos y sostenibles, como los biocombustibles producidos en el país, así como otras alternativas tecnológicas económicamente asequibles.
Existen otra serie de medidas que se pueden discutir y tomar para ser desarrolladas gradualmente, pero en lo posible de forma acelerada. En este sentido juega un papel clave la Dirección de Cambio Climático del Ministerio del Ambiente y Energía; Dirección que requiere ser reforzada para que asuma un papel fundamental en el proceso de transición. También es vital una Ley Marco sobre Cambio Climático para el país.
Todos los países del mundo deben avanzar hacia el proceso de transición y ajustar sus políticas de desarrollo dentro de este marco. Costa Rica, pese a que tiene un territorio y una población relativamente pequeños, tiene la posibilidad de convertirse en un país líder y ejemplo en el mundo sobre este importante tema que atañe a todo el planeta.
Por: Allan Astorga. El autor es geólogo ambiental, Doctor en Ciencias Naturales, especialista en evaluación ambiental, ordenamiento y planificación territorial, gestión preventiva del riesgo e hidrogeología ambiental. Es ex catedrático universitario en Sedimentología y Geología ambiental. Es el creador del sistema SALVETERRA®. También es consultor ambiental en gestión ambiental integral: www.allan-astorga.com; con más de 25 años de experiencia nacional e internacional. [email protected]
Fuente: Pressenza.com/es
Ilustración: Tjeerd Royaards
Last modified: 09/05/2023