Quedarán como un pin en el alma los días de diciembre en que pudimos ser felices. Pero no esa felicidad meritoria, individual, descosida del resto que suele coronar a estos tiempos sombríos. Fuimos felices en bandada, colectivamente, en pueblo de ojos cerrados, sin que la otredad fastidie, volando un poco por sobre la medianía atroz …