Treinta años atrás, cuando Estados Unidos invadió a Panamá, el mundo vivía una coyuntura histórica de cambio de signo político, la Guerra Fría agonizaba, aunque no nos dábamos cuenta. Semanas antes habían empezado en Europa oriental y la República Democrática Alemana las movilizaciones que culminaron con la Caída del Muro de Berlín y meses