La ‘guerra contra las drogas’, política nefasta de los gobiernos panameños desde la década de 1980, aparentemente ha disminuido. Ha disminuido en apariencia, pero no tanto en la realidad. Las comunidades siguen siendo infestadas por los traficantes y sus pandillas, las cárceles están desbordadas de jóvenes privados de libertad, la corrupción