La Historia nos demuestra que los acontecimientos nunca suceden de manera casual; son consecuencia de una larga serie de circunstancias, de muy diversos tipos y orígenes, encadenadas entre sí. Tanto el feminismo como el anarquismo tuvieron como antecedentes numerosas historias de desigualdades, injusticias y atropellos y su enclave histórico se sitúa en