En Uruguay, una veintena de agricultores familiares, productores de hortalizas a 40 kilómetros de la capital, Montevideo, se vieron afectados con pérdidas totales de sus cultivos por la contaminación de su fuente de agua para riego, generando un fuerte impacto económico y social y cuestionando la coexistencia entre el agronegocio y la vida y producción