Como miembro de la combativa generación del 58, y actor y testigo de la brutalidad genocida imperialista, durante los luctuosos suceso de enero de 1964 y 1989, no podemos guardar silencio ante la infamia que han cometido –y cometen- gobiernos tantos, en esta Patria nuestra subordinada a directrices foráneas, con quien inmortalizó gráficamente, la