En este folclórico país nuestro, donde impera la farsa y la demagogia, es muy común que la mayoría del electorado, cada quinquenio, compre y haga suyas promesas utópicas, que el ganador jamás tuvo en mente cumplir, vivencia personal acumulada antes de 1968 y en el período 1990-2017.
Salvo rarísimas excepciones, como la del gran estadista Belisario Porras, que construyó para el futuro, obras que aún ofrecen servicios a una población pauperizada, y la del Líder inmolado en Cerro Marta, Omar Torrijos, son los únicos nombres que podemos citar en este inventario de miles de falsos profetas de la política criolla.
En el caso del de la muerte jamás investigada de Omar,, ante situación igual o peor a la que vivimos en Panamá, no sólo rescató la Bandera de lucha generacional patriótica, sino que hizo suya las necesidades populares, le dio contenido a la dignidad del ser humano e hizo realidad la Yunta Pueblo-Gobierno.
Lamentablemente, muy pocos defendieron la revolución que llevó a cabo en todos los renglones del quehacer socio-económico, ambiental, agropecuario, industrial, político y cultural, en tanto que “dirigentes” eternos siguen cosechando dividendos, a costa de su nombre, poseedor de la jerarquía que jamás tienen y desconocen.
En este presente de tantas frustraciones, con estadísticas inventadas, que atribuyen a la percepción, los altísimos niveles de criminalidad, inseguridad, corrupción, canasta básica inaccesible y deficiencias crónicas en la prestación de servicios públicos, se dieron cambios, a nivel oficial, para nada cambiar, porque sólo se da un cambio de “trinchera”, sin el diseño de Programas de Estado”.
Bajo las premisas anteriores, la experiencia me indica, que los recientes cambios hechos en la Caja de Seguro Social (Caja Menuda Oficial), se realizaron con el expreso propósito que nada cambie, y sigan moribundos sus tres programas fundamentales ¡QUIEN NO LOS CONOCE, QUE LOS COMPRE!
Poco o nada podemos esperar en esta caótica situación del sector salud que enfrentamos todos, ante la demagogia oficial, ya que sólo interés económico quía a tantos, no el cabal cumplimiento de la función social llamada a cumplir el juramento Hipocrático, documento más famoso de la ética médica, mediante el cual el profesional de la medicina se compromete a dedicarse totalmente a la vida. Contados son los que atienden este postulado.
Recientes vivencias personales nos habilitan para afirmar que es criminalmente deficiente nuestro sistema público de salud, donde sólo tiene cabida la influencia para ser atendido y cuando ésta se logra, se dan estúpidas y absurdas explicaciones, sobre el personal que busca y entrega resultados, en limitados horarios.
Los panameños de “a pie” debemos sufrir, soportar o, en todo caso, fallecer, ya que en diversos despachos hospitalarios públicos se desconoce la tecnología y, lo que es peor, no hay Programas de Estado, para fomentar la medicina preventiva ni la curativa, más costosa, aunque miles de panameños seguimos pagando cuota al Seguro social, con el agravante que, anualmente, se dictan “moratorias”, en premio a los irresponsables públicos y privados.
Que nadie se asombre de los recientes nombramientos hechos en la Caja de Seguro Social, donde sólo se han producido cambios de nombres. Es una realidad irrebatible, que mientras no se desvincule de ésta y las demás instituciones la política criolla e influencias funestas, todo será un cambio, para nada cambiar. Poe esto y mucho más reitero, “QUIEN NO LOS CONOCE, QUE LOS COMPRE”.
“CADA PUEBLO TIENE EL GOBIERNO QUE SE MERECE”, frase expresada, entre otros. por José de Maistre (1753-1821), autor italiano, el francés André Malraux (1901-1976), quien la modificó y dijo que no es que “…los pueblos tengan los gobiernos que se merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen”. José Martí (1853-1895), Prócer, Mártir y Héroe de nuestra querida Patria hermana cubana, aseguró certeramente. “Pueblo que soporta a un tirano, lo merece”. Cualquiera de las tres modalidades retrata exactamente lo que ocurre en Panamá, “un país en fiesta permanente”.
Por: Franklin Ledezma Candanedo
Last modified: 18/05/2017