Son contundente las evidencias de que las represas a nivel mundial generan una serie de consecuencias, desde afectaciones ambientales, económicas hasta humana. En esta ocasión, la hidroeléctrica Barro Blanco se apunta la primera víctima. Cuando el joven de 20 años David Aguila González de la comunidad cultural de Kiad, transitaba en una balsa sobre el embalse de la hidroeléctrica. La cual se volteó, desapareciendo desde el 3 de noviembre.
Luego de la búsqueda por varios días fue ubicado el 8 de noviembre por parte del Sistema Nacional de Protección Civil SINAPROC el cuerpo sin vida del joven indígena.
Esta región indígena, tenia como características su cultura, alimentación y vida a orillas del río Tabasará, pero al imponerle otra forma de vida, su adaptación radical se convierte en una trampa de muerte.
Los indígenas exigen al Gobierno la apertura de la compuerta de la hidroeléctrica Barro Blanco, y los miembros de la sociedad civil organizada, han manifestado que aun se violan los derechos humanos de los indígenas Ngäbé al no darle sus derechos y protección ante los efectos de estos megaproyectos.
Last modified: 09/11/2016