En mayo de 2019 se realizará la octava ronda electoral con dos grandes elementos en juego, que no serán objeto de debate entre los partidos que se han alternado en el poder. Por un lado, el modelo económico neoliberal hegemónico durante más de 30 años. Por el otro, la presencia de EEUU mediante tratados, pactos, acuerdos o memoranda.
Entre 1984 y 2014 se realizaron 7 elecciones generales. Fueron ungidos tres presidentes del Partido Revolucionario Democrático (PRD), tres del Partido Panameñista y uno de Cambio Democrático (CD). La secuencia electoral engaña si se trata de sacar como conclusión algún tipo de estabilidad política o una especie de continuidad. Entre medio, Panamá sufrió una invasión militar norteamericana (1989), la ocupación militar foránea por varios años, la transición de un régimen militar a otro oligarca y los gobiernos de una elite panameña incompetente. Todos los gobernantes, sin embargo, si coincidieron en un aspecto: La política económica neoliberal que se inició con tímidos ‘ajustes económicos’, en la década de 1980, seguido por la consolidación de políticas de desregulación, privatizaciones y flexibilización en la década de 1990.
Los tres partidos con presencia en la Asamblea Nacional ya han elegido sus candidatos a la Presidencia de la República. Igualmente, el Frente Amplio por la Democracia (FAD) y el PAIS. Mas adelante se definirán los 3 candidatos por la libre postulación. Todo indica que habrá 8 candidatos aspirantes a ocupar el sillón que está en el Palacio de Las Garzas. Con excepción del FAD, ninguno de los partidos políticos tiene una plataforma integral para gobernar el país en el período 2019-2024.
A pesar del fracaso del modelo neoliberal, los tres partidos más grandes insisten en conservarlo. Proponen crecimiento económico sobre la base de un mercado sin regulaciones o cuasi-monopólico.
Panamá tiene una fuente de ingresos enorme que es el Canal de Panamá (los peajes representan ingresos anuales superiores a US$3 mil millones) y las actividades conexas que generan ingresos para el país que superan los US$6 mil millones al año. Los ingresos son producto de la exportación de servicios a la marina mercante mundial. El grupo o partido político que controla el poder garantiza su manejo de esos ingresos provenientes del exterior.
El modelo neoliberal sirve de ‘fachada’ para monopolizar los ingresos del exterior. En los programas de los candidatos ‘tradicionales’ no se menciona – ni una línea – la estrategia que se pretende aplicar para hacer uso de esos recursos para satisfacer las necesidades de la población. Hay dos palabras que han sido prohibidas por los tres partidos que se alternan en el poder. Por un lado, la palabra Desarrollo. Por el otro, Plan. Otra palabra que es mal vista, pero que a veces es utilizada, es Nación. La combinación de las tres palabras: Plan Nacional de Desarrollo constituye la anatema para todos los liberales panameños (neoliberales y conservadores).
Sin Plan es más fácil saquear el fisco mediante el desgobierno, que se traduce en corrupción, que caracteriza los círculos más altos del aparato gubernamental y del sector empresarial. Los últimos gobiernos han sido muy transparentes en sus operaciones de despojo. Lo que llama la atención es que los tres partidos competirán nuevamente por el poder, a pesar de dejar pruebas de su mal manejo del presupuesto (para 2019 se aprobó un presupuesto de US$23 mil millones) y de los casos de corrupción que se encuentran en los juzgados.
El ganador entre los 3 candidatos seguirá nombrando especialistas en su consejo de gabinete que producirá proyectos de ley, decretos y contratos que servirán para enriquecer una elite. Las propuestas de los candidatos seguirán destinando el 15 por ciento del presupuesto al pago de una deuda adquirida de manera irresponsable.
No está contemplado invertir en el sector marítimo – puertos, astilleros, pesca – que se supone que es el fuerte de la economía del país. En cambio, se promueve el despojo de tierras de los campesinos que viven a orillas del mar, sea el Caribe o el Golfo de Panamá.
En el sector externo, EEUU ha demostrado que no es un socio que dé mucha confianza. China ha demostrado un interés especial en Panamá. Los gobiernos panameños tienen interés en recibir lo que traigan los chinos. Pero sólo les interesa recibir la comisión, sin proponer un Plan Nacional de Desarrollo.
Los tres candidatos – unos más otros menos – están asociados al pasado. No presentan alternativas para el futuro.
Por: Marco A. Gandásegui, hijo, profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA.
Last modified: 09/11/2018