Desde el 17 de agosto pasado, barberías y salones de belleza, proyectos de construcción, comercio al por menor por internet, venta de autos y ONGs han podido abrir sus puertas; y desde ayer, lo hacen empresas de bienes raíces y de venta al por mayor, nuevos proyectos de construcción y algunos deportes, además de permitirse la circulación por género sin limitaciones de horario en las provincias de Panamá y Panamá Oeste.
Lo sorprendente es que estas aperturas se dan, no obstante, que la curva de casos aún no se aplana, con casi 87,000 contagiados en total, con un promedio de 900 a 1,000 casos nuevos diarios; cerca de 2,000 vidas perdidas a razón de 20 fallecidos por día en agosto; con 30% de positividad de las pruebas; y apenas el 1.9% de los contagiados, aislados efectivamente en hoteles.
Y aunque el gobierno prometió masificar las pruebas entre 4,000 a 5,000 diarias, incluyendo a asintomáticos, no ha podido lograr dicha meta.
Indignación también causó entre la ciudadanía, enterarse por boca del primer mandatario, de que el criterio de flexibilización de la circulación se dio por las dificultades que experimentaban las mujeres de mayor capacidad económica, de realizarse tratamiento de keratina en 2 horas, en los salones de belleza.
Las penurias económicas de la mayoría de los hogares panameños y la insuficiencia de la ayuda proporcionada por el gobierno que la fuerza a salir a las calles a procurarse de algún modo su sustento, no interesan tanto. Sin embargo, el discurso de responsabilizar a la población del aumento significativo de casos que se producirá (por no cumplir supuestamente prescripciones sanitarias), ya se ha preparado.
Estas medidas siguen respondiendo a la presión del sector empresarial que aboga por la apertura total de la economía, cuando representantes de organismos internacionales, como Carissa Etienne (OPS) vienen advirtiendo que: ‘La actividad económica completa de un país no puede reanudarse a menos de que tengamos el virus bajo control’ (LP, 4/8/20).
O bien, médicos como David Villalobos, exjefe de Intensivos de la CSS, quien calcula en 25,000 a 60,000 personas las que morirían con una apertura absoluta en virtud de la inmunidad de rebaño y advierte: ‘¿Qué partido político, qué gobernante y qué economista que está gritando por la reactivación económica y salvar la economía, se va a responsabilizar por 60,000 muertes?’ (LEP, 17/8/20).
Por: Anayansi Turner. Abogada y docente universitaria.
Foto: Dania Batista Guevara
Last modified: 29/08/2020