Las luchas sociales han tenido la constante de resistir a la exclusión social y cultural. En medio de esta tensión, las expresiones del arte van abriendo una paleta o una gama de formas que van transmitiendo a las nuevas generaciones esa historia no contada que las oligarquías y los intereses transnacionales van censurando por el hecho de no calzar en la dinámica de éstos.
De hecho, una larga tradición de rebeldía, no aparece en la historia oficial del arte panameño. En un muro del Museo de Arte Contemporáneo -MAC, se nos cuenta que las raíces africanas que se remontan al cimarronaje y a sucesivas migraciones, es una tradición creativa, de impulso popular que ha ido tejiendo otras historias y gestando movimientos artísticos y sociales en continua interacción con la diáspora africana en todo el continente. Sin embargo, basta poner un pie en suelo panameño, para percibir que sin lo negro, Panamá no existe.
Esas otras historias, siguen opacadas por un racismo sistemático con sus secuelas, porque el espíritu colectivo que las anima, contradice el mito del genio solitario, y porque su creatividad festiva a menudo se tacha de artesanía, folclor o mero entretenimiento. Es decir, clasismo vs arte popular, como agua y aceite, muchas veces parecen no juntarse.
A través de un amplio espectro de medios y géneros, la exposición “Los Rebeldes”, es una muestra multisensorial que presenta obras y acciones llenas de belleza e ingenio. También ofrece un mensaje educativo en busca de una anhelada transformación social, que sin duda se sale de las pareces del MAC, con cada persona que logra adentrarse al mundo del arte popular.
No es casualidad, que Los Rebeldes estuvieran en mayo, mes de la reivindicación de los derechos de la población afrodescenciente en Panamá.
No cabe duda, la propia expresión de negritud, en medio del sentido mercantil de estos días, es un acto de irreverencia y resistencia de nuestros artistas que merece ser apreciada.
Texto y fotos de Sharon Pringle Félix y Manu Ramires
Last modified: 07/05/2018