Esta es la segunda entrega de un artículo cuya primera parte publicamos la semana pasada. El artículo centra su atención en un análisis que preparó un agente norteamericano que estuvo en Panamá cuando el Departamento de Estado le pidió a su encargada de negocios en el país que viajara a Washington para preparar la posición oficial de EEUU frente a los avances chinos en la región. En la primera parte abordamos la visión que tiene el agente sobre lo que negocia Panamá con los chinos. En esta entrega, veremos que propone EEUU para castigar a Panamá y contener a China.
Evan Ellis, profesor en la Academia Militar de EEUU, le preocupa lo que EEUU percibe como agresividad económica de China y la pasividad de las “familias” oligarcas panameñas. Señala que entre los acuerdos que se negocian, está una línea ferroviaria de US$5 mil millones. (Producto de la imaginación del autor). Según Ellis, las inversiones propuestas por Pekín en áreas como energía, logística, telecomunicaciones y otras son ‘sospechosas’. Comenta que los chinos pueden adueñarse del complejo de puertos existentes en ambas entradas del Canal de Panamá. En la actualidad, los dos puertos de Cristóbal y Balboa ocupan el primer y segundo lugar, respectivamente, en movimiento de contenedores en América latina.
Le preocupa a Ellis la posibilidad de que China pueda ganar los contratos para construir el cuarto puente sobre el Canal, la posible construcción a orillas del Canal de depósitos para almacenar derivados de petróleo y generadores de energía. En esta política agresiva por parte de China, Ellis menciona el interés de Pekín en la modernización del Ferrocarril Transístmico, construido entre 1850 y 1855 para transportar mercancías y pasajeros. China también está interesado en las 1,200 hectáreas descontaminadas recientemente a orillas del Canal. Además, China no pierde de vista la construcción de nuevos puertos en ambas costas (Atlántico y Pacífico) de Panamá.
Las medias verdades de Ellis llegan a la puerta de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP). Según Ellis, la ACP tiene una junta directiva corrupta que representa un riesgo para el Canal. Especula con el hecho que esos directivos son fácil presa de ofertas que no se ajustan a la ley. En su informe menciona al sindicato de los trabajadores de la construcción (SUNTRACS) al que acusa de ser cómplice en la introducción de miles de obreros chinos al país. Ellis confunde al sindicato con la Minera Panamá (empresa surafricana-canadiense de antecedentes sospechosos pero muy amiga de los intereses norteamericanos), conocida por ser una depredadora del medio ambiente a escala mundial. En complicidad con el gobierno panameño introduce obreros filipinos que no tienen derechos y son manipulados por la empresa. Esta práctica ha sido denunciada y combatida por SUNTRACS.
Cuando Ellis agota las medias verdades, presenta sus recomendaciones. Son alarmantes y peligrosas para Panamá y la región. Comienza diciendo que “cuando Panamá se desvíe de las normas internacionales (de Washington), EEUU debe tomar las acciones para reorientar el país con el fin de conservar la salud de sus instituciones democráticas”. Propone seguir las prácticas de Washington contra Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia. “Cuando Panamá no se porta bien, EEUU puede restringir el acceso a puertos norteamericanos de los barcos con bandera panameña, restringir el comercio de barcos que salen de puertos panameños con destino a EEUU (todos los barcos que utilizan el Canal de Panamá) y restringir el acceso al mercado de EEUU a instituciones y ciudadanos panameños”.
Si “Panamá no actúa según los intereses de EEUU o de acuerdo al espíritu de la amistad, sin infringir la ley, EEUU debe actuar encabezando un lobby de empresas marítimas que presionen al país”. Si Panamá insiste en este mal comportamiento, “EEUU puede negociar con Colombia para usar sus puertos”.
China no se queda por fuera de este panorama de reprimendas. Ellis plantea que EEUU debe ser firme con relación al gigante asiático. “Un enfrentamiento sobre Panamá puede ser preferible a que continúe la aceptación del comportamiento agresivo de China”. Una clara amenaza a Panamá y sus “familias” oligarcas. Hay que elegir: China o EEUU. Entre la potencia que está en ascenso o el imperio que está en descenso.
Panamá no tiene que escoger. Si tuviéramos un plan de desarrollo nacional la ruta sería muy clara. Un plan que beneficie a Panamá y su población. Plan que, en la actualidad, brilla por su ausencia.
Por: Marco A. Gandásegui, hijo, profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA
Gráfico: Gianfranco Uber
Last modified: 17/10/2018