La patria es el claro viento
el cielo azul, el camino,
el paisaje campesino
de curva y de sol violento.
Es el cuipo corpulento,
entre la verde espesura,
la mar en su curvatura,
y la playa centelleante,
y los pájaros errantes
que viajan por las alturas.
La patria está en la parcela
que la mañana ilumina
y arriba de la colina
en donde blanquea la escuela.
Está en la vaca canela
que muge por su ternero,
en el grito del vaquero
que se pierde en la distancia,
y en la silvestre fragancia
de la hierba del potrero.
La patria es el caserío
el humo, allá en la casita,
la corriente verdecita
del viejo y tortuoso río.
Es el son del aserrío
donde el cedro amargo clama,
ya sin raíz y sin rama,
con su rosado aserrín;
es el sol en el confín
en su rojo panorama.
La patria viene de abajo,
de la gente y de la historia,
de la limpia ejecutoria
de la fuerza y el trabajo.
Brotó del filoso tajo
que libró la dura mano
del cholito Victoriano
guerreando en aquellos días;
la patria es la valentía
de mi pueblo soberano.
Fotografía: Olmedo Carrasquilla Aguila
Last modified: 03/11/2017