El día viernes 19 de noviembre integrantes de la organización estudiantil Juventudes Revolucionarias (JR), hicieron entrega en Barro Blanco de las donaciones recolectadas días atrás, gracias al apoyo de personas solidarias.
Al llegar se puede observar el asentamiento informal que establecieron nuevamente los indígenas, nombrado Movimiento 22 de septiembre, fecha escogida debido a sus creencias religiosas. Luego de firmar el libro de visitas, los estudiantes explican el motivo de la llegada y expresan su solidaridad, la lideresa Clementina Pérez Jiménez y Bernardo Bejarano informaron a los jóvenes la situación actual (dos miembros de la comunidad, uno con pérdida de un brazo y el otro de un ojo), luego de la brutal e injustificada represión de los estamentos de seguridad (Policía Nacional) de la que fueron objeto sin importar edad ni sexo, dejando lesiones graves no solo en sus cuerpos sino en su psique, sin recibir la más mínima atención estatal, abandonados a su suerte a la intemperie familias enteras. Antes de la represión, la comunidad tenía su iglesia, casas, pequeños ranchos, pero todo fue destruido a la fuerza sin contemplación. Y como si esto fuera poco, también envenenaron los terrenos cercanos donde tenían siembros para el consumo comunitario, para de esta forma obligarlos a desalojar definitivamente. Acciones muy propias de gobiernos que solo sienten odio y desprecio hacia el pueblo. Hasta el momento, solo ha llegado al sitio la Defensoría del Pueblo, pero sin mayor relevancia su presencia para ejercer presión al gobierno a que dé una explicación y atienda lo sucedido. El mensaje enviado de parte de los indígenas Ngäbe Buglé es que el Presidente Cortizo se presente en el área y responda ante tan inhumano y cruel acto.
Posteriormente, se caminó en dirección al río Tabasará, río sagrado para el pueblo Ngäbe Buglé, el cual ahora está contaminado debido a la concesión que hace varios años el gobierno le concedió a la empresa hidroeléctrica Barro Blanco. Una concesión que no tuvo la consulta libre, previa e informada ni mucho menos el consentimiento de los indígenas. Exigen al gobierno nacional respete la Ley 41 de 1 de julio de 1998, la cual establece la política general de Ambiente en la República de Panamá, la Ley 10 del 7 de marzo de 1997, la cual crea la comarca Ngäbe Buglé, la Ley 11 del 26 de marzo de 2012 que establece un régimen especial para la protección de los recursos minerales, hídricos y ambientales en la comarca Ngäbe Buglé y la Carta Orgánica de la comarca. Por otra parte, solicitaron se siguiera el apoyo con más artículos de higiene personal, comida seca, pampers, ropa, juguetes, útiles escolares, colchones, camas, atención médica, utensilios de cocina, máquinas de coser y de moler maíz, hilos para tejer y coser, peinillas, colas para el cabello, frazadas, leche en polvo. Y que se continúe la denuncia a nivel nacional e internacional. Por su parte, Juventudes Revolucionarias manifestó no solo el apoyo material sino también la solidaridad en la lucha para alcanzar los objetivos trazados.
A pesar de las dificultades, represión y muertes hacia este digno pueblo, orquestado por los distintos gobiernos que anteponen sus mezquinos intereses personales a los de las grandes mayorías, ellos se mantienen en pie de lucha, saben que no ha sido fácil en más de 500 años resistiendo por el reconocimiento de sus legítimos derechos, el respeto a sus costumbres y tradiciones ancestrales, a sus tierras como guardianes de la naturaleza (algo contradictorio con este sistema capitalista depredador y voraz). No pierden la esperanza de que ese día llegue, porque como dijera el gran cantautor chileno Víctor Jara “la estrella de la esperanza seguirá siendo nuestra”.
Por: DaniaBetzy Batista Guevara
Fotos y vídeos: Pedro Silva
Last modified: 21/11/2021