De lo que no puede haber duda es que este movimiento nacional de los transportistas tiene muchas simpatías y los mismos enemigos. Tampoco esta en duda que son de los pocos intentos en los que la agenda incluye la discusión sin intereses particulares y que en general beneficia a toda la población hondureña. Es a mi juicio la primera vez en la que el gobierno queda en evidencia por que están en juego sus partidas presupuestarias, las que no quieren sacrificar, las que no quieren perder.
Pero este bonito esfuerzo también tiene los mismos vicios de otros intentos que en los últimos años hemos impulsado. Aceptar diálogos, por ejemplo, con un gobierno que no habla solo reprime, dar tregua (suspender las acciones) cuando más fuerzas y simpatías se atraen para un dialogo que, a todas luces, es monologo y ademas infructífero. Además nos dejamos apantallar Con el cinismo y la maldad de esta estructura de gobierno que mueven temas – como el del caso pandora – solo para distraer la atención internacional y opacar el impacto que pudo tener el esfuerzo de los trasportistas. Pero en la practica, en la realidad pues, todos sabemos que ninguno de esos implicados será juzgado o condenado por crímenes de corrupción contra el Estado de Honduras.
El gobierno alega que aceptar la propuesta de los transportistas es dejar sin dinero las arcas del Estado, sacrificar las secretarias de salud y educación que son las que gozan esos impuestos que se colectan del combustible. Pero no dicen nada del puñetazo al pueblo que significó el aumento de los diputados y la compra de armas y gases lacrimógenos que se usan en la represión del pueblo. Y peor aún que alguien me diga donde están las nuevas escuelas y los modernos hospitales prometidos con esos dineros. Lo cierto es que los transportistas le dieron por un rato al menos donde más le duele a este gobierno ladrón y usurpador.
Por otro lado estúpidamente los voceros del gobierno dicen que el impuesto de los combustibles se traduce en las buenas carreteras que tenemos en el país. Primero que me digan donde están esas buenas carreteras si en este país es una pesadilla conducir y segundo, que me aclaren pero de verdad, entonces por que diablos tenemos que pagar tantos peajes que nos empobrecen si el pretexto de tenerlos es un cobro que ya se hace en el combustible.
Los empresarios del transporte han logrado simpatías en la población pero el movimiento social en Honduras todavía es egocéntrico y sin ideas claras, y no se suma como debería, me parece a mi, a apoyar esta causa que pudo tener, si se asumiera como es, buenos resultados en la solución sociopolítica del país. Esta acción que pudo ser canalizada para recuperar la patria esta pasando ya y lo que se logra será merito y beneficio de los transportistas y no de un país por culpa de un movimiento geocéntrico que a menudo escuchamos jactarse de organizado y comprometido con la patria.
Si fuéramos capaces de romper esa barrera egocéntrica que nos limita la consigna no sería la rebaja de los 23 lempiras del combustible sino, merecidamente, la condena de la corrupción, la demanda de cárcel para los corruptos y la destitución de sus cargos mientras se sigue el proceso que los condene. Sin duda el grito más fuerte sería fuera joh, fin a la dictadura y no más militares y policías represores y violadores de Derechos Humanos.
Por eso el llamado a que nos hagamos parte no es para las personas comunes sino para la organización social en general. Aún están a tiempo. Que no los juzgue mañana la historia por no ser capaces de ceder en sus proyectos institucionales por uno que puede ser del país. Que no sea más fuerte el ego y la campaña en contra, orquestada por el gobierno y promovida por lo medios de comunicación serviles y traidores, para dividirnos.
No dejemos que la comunidad internacional se crea que este movimiento es despreciado por el pueblo. Demostremos, con hechos y acciones, que la gran mayoría – población y movimiento social – condena la avaricia del gobierno la corrupción de joh y demanda un verdadero Estado de Derecho y Justicia Social. Debe quedar en evidencia es la intolerancia, la hipocresía y la falsedad del gobierno que invita a dialogar mientras reprime con balas y gases lacrimógenos, que habla de paz mientras condena a muerte y cercena el futuro de la población – fin supremo de la constitución – a la que le debe obediencia.
Más allá – si abrimos un poco los ojos – puede estar la salida a la crisis en la que han sumido a Honduras, pero para ello debemos despojarnos – primero – de nuestros intereses individuales y despues de la soberbia que nos gobierna y aceptar que en el liderazgo no siempre es guiar sino aprender a dejarse guiar.
Texto de Héctor Flores
Last modified: 26/07/2018