Te despojaste de tu ropaje corporal, para trascender a estadios infinitos, a donde sólo llegan quienes, como Tú, cumplieron en esta amada Patria nuestra, todos y cada uno de los roles asignados, evidenciando en todo momento, los supremos valores que deben estar presentes en toda sociedad civilizada: Familiares, cívicos, patrióticos, gremiales y la solidaridad hecha carne.
Nos conocimos e integramos, hace varias décadas, una mancuerna indisoluble, que sentó paradigmas imborrables, en campos diversos del humano quehacer: Estrechas y sinceras relaciones entre nuestras respectivas familias; en el campo gremial, como lo pueden atestiguar excelentes compañeros de la FENASEP, que unidos en una sola voz solidaria te dicen –te decimos- aunque muchos de ellos ya no están con nosotros, VIVES, ALFREDO, VIVES en nuestro corazón y en el corazón de todos los que te conocieron, VIVES en tus múltiples e infatigables realizaciones positivas, VIVES en las huellas que dejaron tus pasos a lo largo y ancho de la geografía del terruño.
Hiciste tuyos los problemas jamás resueltos de muchos compañeros del sector público; como gremialista de cuerpo y a tiempo completo, la defensa permanente de los derechos legítimos de los trabajadores en general; luchaste, sin descanso, para erradicar las agonías y falencias de tus –nuestros- hermanos originarios y afro descendientes; por el reconocimiento de los méritos y valores del género, que sufre la común discriminación y violencia y, en la cúspide de tu formación patriótica, fuiste soldado –en primera línea- de la formidable y grandiosa empresa, del perfeccionamiento inconcluso de la independencia del Estado Nacional, todo esto con el norte cierto, de hacer realidad el ideal no utópico, de construir otro mundo posible, realmente libre, en paz, con imperio de la justicia, equidad, crecimiento sostenible una cultura amigable con el ambiente, la flora, la fauna y con todas las especies
Únicamente deja de existir realmente, la persona que se olvida y, te aseguro fraternal compañero y amigo Alfredo, que eso, eso jamás pasará con y entre quienes tuvimos el privilegio de conocerte, porque sembraste en terreno fértil semillas que germinaron en frondosos árboles de amistad sincera, auténtico patriotismo, fecundo trabajo honesto y una vocación de servicio al prójimo.
Tal como tú lo sabías, nada es eterno en este universo, y como esto es una verdad irrefutable, fuiste sembrador en tiempo oportuno, y la siembra fue abundante y hoy eres fruto vivo, transformado en ejemplo para las actuales y las futuras generaciones
Hasta luego, fraternal amigo y compañero Alfredo Berrocal Arosemena
Por: Franklin Ledezma Candanedo
Panamá, 11 de septiembre de 2018.
Last modified: 15/09/2018