Nuestro mundo, en su interesante evolución, desarrollo y organización ha sufrido, visto y aceptado diversas formas de dominación de los más poderosos hacia los más desprovistos desde colonizaciones, expropiaciones de riquezas y tierras, genocidios, derrocamiento de Gobiernos democráticamente electos, Guerras, crímenes de lesa humanidad, bloqueos, prácticas mercenarias, políticas de control, dominio y saqueo, subversión desmedida etc., y ahora en día las Ciber guerras con el uso de tecnología avanzada como Drones, Malware, Sistemas de rastreamiento y posicionamiento satelital etc.; todas, en su conjunto han suscitado fricciones y distenciones políticas, económicas, sociales; así como también relaciones comerciales injustas debido a los desequilibrios y desventajas abismales bajo la firma de diversos Tratados de Libre Comercio, Alianzas etc., entre otras formas de “Comercio”, cuya preeminencia es únicamente para las Grandes Corporaciones y Holdings Mundiales.
En los últimos años, América Latina con la esperanza de contrarrestar las amenazas ya existentes y los graves daños ocasionados -en muchos casos irreversibles- por el sistema capitalista, ha logrado avanzar en la construcción de una nueva forma de gobernar, hacer política y luchar en pro del beneficio de las grandes mayorías así como también la recuperación de las riquezas internas expropiadas por las grandes Corporaciones Transnacionales, como es el caso de Bolivia, Ecuador, Brasil, Venezuela, Nicaragua entre otros, pese, a la férrea oposición y bloqueo permanente e incesante desde Washington mediante la aplicación de políticas y directrices agresivas económicas a través de organismos políticos y también financieros creados desde los Acuerdos de Bretton Woods, tratados de libre comercio en detrimento de las economías más débiles, imposición para la reducción o invisibilización de los programas sociales gubernamentales y el incremento de la presencia y acciones militares en el Continente.
En este marco, entra en el escenario internacional un grupo de Países denominado BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), los cuales en si representan el 43% de la población y mueven per se el 40% del comercio mundial. Este surgimiento de un nuevo bloque económico y político de primer orden empieza ya a desplazar a los poderes mundiales tradicionales, es decir Europa y Estados Unidos; así mismo los BRICS promueven una estricta observación del derecho internacional y el rechazo a las políticas que limitan la soberanía de todos Estados, así como la nueva construcción un sistema mundial más equilibrado y justo en las relaciones económicas mundiales y en una reforma del sistema financiero actual, ya que los Organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial defienden exclusivamente los intereses económicos norteamericanos y de los países industrializados.
Por otro lado, vemos el pujante crecimiento económico de China, como un actor estratégico y dominante ahora en la Geopolítica Mundial. De tal manera que en el transcurso del presente año bajo la directriz, organización y planificación de China, se tiene casi completa la conformación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), quien actualmente cuenta con 50 Países como Miembros Fundadores, entre los cuales destacan Gran Bretaña –por su alianza estratégica con Estados Unidos-, Rusia, España, Alemania, Francia y Brasil como único representante de América Latina; uno de los objetivos será financiar proyectos de infraestructuras como transportes, aeropuertos, energía, telecomunicaciones, así como también lograr una mayor interconexión en esa Región. Indiscutiblemente, la creación de este banco y por supuesto la no anexión al mismo por parte Estados Unidos y Japón y su frustrado intento por evitar la inclusión de nuevos miembros y establecer sus propias condiciones, han representado un tremendo punto de inflexión para la arquitectura financiera internacional, aunando también que China actualmente es el mayor Socio Comercial de más de 100 Países, cuando los Estados Unidos lo es de menos de 80.
Bajo estos dos panoramas en continentes diferentes, se vislumbra un claro esfuerzo y una tendencia de restablecimiento y presunción de un nuevo panorama económico y comercial a nivel mundial, en el cual las reglas se pretenden sean más justas y equitativas entre los Países, respetando las fortalezas y debilidades de cada uno. Pero, para contrarrestar estos esfuerzos y la inmersión de China aún más en su apogeo comercial, el 8 de Noviembre pasado se firmó en secreto por parte de los Estados Unidos, Japón y 10 Países más ubicados en la cuenca de Pacífico, el mayor Tratado de Libre Comercio en dos décadas, que abarca per se el 40 por ciento de la economía mundial, llamado Acuerdo Estratégico Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP). Dichos acuerdos confieren de forma expresa y tácita la inmunidad absoluta a las grandes Corporaciones Transnacionales por sobre las leyes de los países en los que operan, es decir esto representa la perdida absoluta y total de la soberanía política y entrega total a las multinacionales de la gobernabilidad, desconociendo hasta la fecha cláusulas secretas y muy perniciosas para la libre actuación y gestión de los Gobiernos involucrados.
Por lo que el camino hacia el comercio justo, la libertad económica y política de nuestros Países subdesarrollados, la posesión de los recursos y la soberanía total, quedan por el momento como simples palabras vacías y utópicas en nuestro Mundo contemporáneo.
Por: Loyda A. López
Last modified: 11/12/2015