Por: Agencia Venezolana de Noticias (AVN)
24 de marzo de 2018.- Hace 38 años en el suelo de la Capilla del Hospital La Divina Providencia, en la capital de El Salvador, cayó el cuerpo sin vida del Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, tras ser impactado por una bala disparada por un francotirador.
Todo ocurrió alrededor de las 6:20 de la tarde del 24 de marzo de 1980. Romero oficiaba una misa; su único delito fue alzar la voz por el fin de la guerra civil en El Salvador y dar refugio a los campesinos desplazados por la represión.
Durante sus homilías denunciaba los atropellos contra los derechos de los campesinos y de los obreros, por lo que fue además blanco de las campañas de descrédito. No escapó de los insultos y de las calumnias por defender el derecho de los más pobres.
“En nombre de Dios y de este pueblo sufrido, les pido, les ruego, les ordeno, en nombre de Dios, cese la represión”, expresó un días antes de su asesinato.
En diversas oportunidades monseñor Romero y Galdámez manifestó su repudio y criticó la ayuda del Gobierno de Estados Unidos a la dictadura en su país.
“Si denuncio y condeno la injusticia, es porque es mi obligación como pastor de un pueblo oprimido y humillado”, fue una de las frases más célebres de Romero.
Según el Informe de la Comisión de la Verdad para el Salvador, Roberto D’Aubuisson, es responsable de la creación de los escuadrones de la muerte y de dar la orden de matar a Romero. En 1981 fundó el partido político de derecha ARENA, con el que intentó en tres oportunidades acceder a la Presidencia de El Salvador. Murió de cáncer de lengua en 1992 sin haber rendido cuentas a la justicia por el crimen.
En 2016, monseñor Arnulfo Romero fue declarado por el Vaticano beato, luego de un proceso que inició la iglesia salvadoreña en marzo de 1994.
Dicho decreto reconoce el “martirio” de Romero y Galdámez in odium fidei, es decir, que fue asesinado por “odio a la fe” y por tanto sin necesidad de un milagro.
El pasado 7 de marzo, el Papa Francisco aprobó la canonización de Romero y Galdámez.
Su ascenso a santo podría darse en el Vaticano a finales de octubre próximo en Roma, al final del Sínodo de Obispos sobre los Jóvenes, convocado del 3 al 28 de octubre.
Otra opción sería una posible canonización en El Salvador o en Panamá en enero de 2019, donde Francisco tiene previsto viajar para la Jornada Mundial de la Juventud.
Tomado de www.aporrea.org
Last modified: 24/03/2018