Desde ayer sos oficialmente santo aunque el pueblo ya te había reconocido en esa dimensión mucho antes de que los oficialismos te aceptaran. Desde ayer – Romero – sos santo hasta para tus detractores y los vas a ver golpearse el pecho frente a tu dignidad incuestionable y después golpear – con sus alianzas maquiavélicas – al pueblo que vos amaste. De esos Romero los vas a contar por montones y en todas partes por que a vos, el pueblo, te hizo santo en toda Latinoamérica, en el mundo.
Vos has sido Romero la voz del pueblo desde siempre. Más allá de esos epítetos ideológicos que algunos te quisieron imponer en vos la otra iglesia, esa de Puebla y Medellín, la de la teología de la liberación y la dignificación del oprimido, se volvió posible, se hizo junto al pueblo. A muchos nos devolviste el amor y al amor.
En una homilía del Padre Melo yo recuerdo escuchar que decía, y cito, “con Romero encontramos al hombre que vio más allá de la institución y se encarnó en el clamor del pueblo, y clamó, con él, por que el Reino de igualdad y justicia social fuera posible y ahí radica su más grande santidad”. Yo creo que, como Melo, tu santidad justamente esta en ese destierro del que fuiste objeto por humillarte con los humillados, por vestirte del pueblo y con el pueblo que abraza la fe y la justicia como bandera fuiste al encuentro de la vida, de la tierra prometida, del proyecto de Dios entre nosotros y nosotras. Humillado y ultrajado con la sangre del pueblo salvadoreño se revolvió la tuya y de la mezcla surgió la semilla liberadora que hoy anda por nuestros pueblos. Tu santidad es tan relevante para nosotros, el pueblo, por que en vos Dios se volvió hombre y habitó entre nosotros y nosotras. Por eso Romero hoy cuando la iglesia te llama santo muchos y mucha te decimos hermano, compañero.
Dicen – Romero – que para la santificación se necesita probar con un milagro el don y la verdad no se cuales usaron con vos, pero lo que si me queda claro es que hay un milagro irrefutable en tu vida y es que vos, con tu ser y entrega, tu forma de ver y vivir el evangelio y tu amor sin límites le devolviste a la iglesia la confianza que había perdido, hoy somos muchos, Romero, que en tu nombre seguimos creyendo que ese tal Jesús no murió en vano, que no murió, que sigue vivo entre nosotros y nosotras, con cada lucha que asumimos, como aquel Cristo que nació de Chepe Pavón y la tal María, allá por palacagüina.
Hoy cuando todo el mundo te llama santo y ponen fotos tuyas en los muros, y se pintan retratos y te hacen canciones. Hoy cuando por seguro tus detractores querrán enclaustrarte en los muros (iglesias) de la oficialidad y alejarte del pueblo. Hoy cuando miles de hombres y mujeres por el mundo se confirman que sos su voz y quieren ir con vos al encuentro con el Padre. Hoy yo quiero decirte hermano, compañero. Quiero mantener tu memoria comprometida – como siempre – con el pueblo. Y te ofrezco mantener viva esa chispa que detonó el amor infinito tuyo en los otros y otras y que te volvió el santo que siempre has sido entre nosotros aunque hasta ahora te oficializan.
Foto: “The Great Amen” es una pintura del artista inglés Peter Bridgman que muestra al padre Rutilio Grande y a #MonseñorRomero en el momento de la consagración durante una misa. La pintura fue instalada en la Iglesia de San Ignacio en Stamford Hill en Londres, Inglaterra.
Texto: Héctor “Chaco de la Pitoreta” Flores (Honduras)
Last modified: 15/10/2018