Marco A. Gandásegui, hijo, profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA
El retorno del expresidente Ricardo Martinelli (2009-2014) a Panamá tiende a complicar el panorama político-electoral que culminará en mayo de 2019 con las elecciones generales. En la actualidad, existe un caos entre los partidos políticos, producto de la crisis que remece al Ejecutivo, la Asamblea Nacional y la Corte Suprema de Justicia. No hay candidatos con carisma y mucho menos con programas que le interesen al electorado.
Ningún partido está en condiciones de hacerse una auto-crítica. El desgobierno y la corrupción que caracteriza a todos los gobiernos desde la invasión militar norteamericana de 1989 aparentemente no tienen responsables y los partidos políticos se lavan las manos.
Martinelli, fundador de Cambio Democrático, en una cárcel esperando juicio, se proclama líder de una nueva esperanza para el pueblo panameño. La Constitución impide que se proclame candidato pero quiere seleccionar al aspirante de CD en 2019. El PRD no se queda atrás. Las figuras que han insinuado interés en ser candidatos son viejos conocidos que no traen algo nuevo a la mesa. Al igual que Martinelli, el PRD está sometido a los dictados del Fondo Monetario Internacional y sus políticas neo-liberales que han arruinado el agro y la industria y creado una economía de trabajadores informales. El Partido Panameñista, actualmente en el poder, no tiene candidatos y sus posibilidades de competir en 2019 son casi nulas.
En algunos círculos se especula que EEUU deportó a Martinelli enviando un mensaje de disconformidad con la decisión del gobierno actual de abrir relaciones diplomáticas con China. Es probable que el presidente Varela y su equipo tomaron la decisión de la conexión china previa consulta con la Embajada de EEUU.
Existe consenso en la comunidad empresarial y los ‘rentistas’ panameños que el paso dado hacia Pekín favorecerá sus intereses. A pesar de los buenos augurios, el gobierno actual no ha podido sacarle provecho político a la nueva ‘conexión’ con la Ruta de la Seda. La razón de su incapacidad es por su desconocimiento de los objetivos que persiguen los chinos en Panamá. Esto se acopla a la falta de un plan de desarrollo que pueda insertar las futuras inversiones chinas en una economía nacional.
¿Cuáles son los intereses de los empresarios y ‘rentistas’ panameños? Hace doscientos años lo planteó claramente Mariano Arosemena: Crear un ‘emporio comercial’ en el Istmo para servirle al continentes americano. Los próceres en 1903 plantearon lo mismo. En ambos casos, los comerciantes y rentistas panameños fracasaron. La razón es muy sencilla: No tenían un proyecto de país. Cuando quienes asocian el retorno de Martinelli a razones geopolíticas que vinculan a Panamá con los conflictos entre EEUU y China, están muy lejos de la realidad.
Lo que más preocuparía a Washington es que Panamá utilice la ‘conexión’ con China para promover su propio plan de desarrollo que incluya el agro y la industria, utilizando los enormes excedentes que genera su posición geográfica (Canal de Panamá). Al establecer relaciones diplomáticas con la R.P. China, el gobierno panameño no pretende ‘distanciarse’ de EEUU. Al contrario, el gobierno panameño se ha sometido a Washington en los últimos cuatro años en forma sistemática. Ha apoyado a EEUU en sus aventuras terroristas en el Medio Oriente y, sobre todo, en sus operaciones de des-estabilización de Venezuela. Panamá es un miembro conspicuo del Grupo de Lima.
Todo apunta a que una solución de la crisis nacional pueda surgir de sectores sociales capaces de organizarse políticamente para ofrecer alternativas. Esta organización tendría que ser el resultado de una amplia alianza que pueda enfrentar las opciones neo-liberales de los rentistas. Las recetas privatizadoras y desreguladoras ya probaron que son un fracaso. No resolvieron los problemas. Más bien, los han agravado creando una sociedad cada vez más desigual y corrupta.
El ex-presidente de Panamá fue detenido en Miami cuando el gobierno panameño solicitó su extradicción. Durante un año, el político panameño interpuso varios recursos legales para detener su deportación.
Al bajarse del avión en suelo panameño fue llevado primero a la cárcel Renacer, la misma donde estuvo alojado el general Noriega durante varios años. Después fue trasladado a la Corte Suprema de Justicia donde fue interrogado por los magistrados que siguen su caso. Luego terminó en ‘cuidados intensivos’ en el Hospital Santo Tomás. Logró apoderarse del circo político que domina el país. El retorno de Martinelli no parece contribuir a la solución de los problemas de Panamá.
14 de junio de 2018.
Ilustración: Peña Morán
Last modified: 24/06/2018
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El retorno de Martinelli