La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) tiene un equipo de difusión y relaciones públicas que es la envidia de las otras entidades públicas del gobierno panameño. Mientras que las varias oficinas que tienen responsabilidad gubernamental en el sector turismo, por ejemplo, no logran levantar vuelo, la ACP ha logrado crear a escala global un ambiente de zozobra con su campaña referente al agua.
El mundo, especialmente el mundo marítimo, del cual todos dependemos, se pregunta cuándo se acabará el agua en la cuenca del Canal de Panamá. Desde hace años la ACP informa que se está acabando el agua en el lago Gatún, por donde navegan los barcos de hasta 150 mil toneladas de desplazamiento que cruzan el istmo. Si no se imaginan que implica esa cifra, hagan un paseo a orillas del Canal para que los vean pasar debajo del Puente de las Américas o en algún mirador. Quedarán sorprendidos y maravillados, a la vez.
En la actualidad, transitan por el Canal un poco más de 14 mil barcos por año, promedio de 40 naves por día. Los más grandes pagan en concepto de peaje más de un millón de dólares para hacer la travesía. Hace poco Panamá construyó un tercer juego de esclusas para que pasaran barcos llamados post-Panamax.
Cuando se aprobó la ampliación de la capacidad del Canal se hicieron estudios minuciosos sobre la cuenca de la vía y su producción de agua. Los proponentes de la construcción de la tercera esclusa presentaron estudios que el agua no sería un limitante para el tráfico de los barcos. Ahora han cambiado su posición. ¿A qué se debe este cambio?
La administración de la ACP asegura que su preocupación en torno al agua disponible para el funcionamiento del Canal se debe a varias razones. Las principales son, por un lado, el cambio de régimen de lluvias sobre el istmo de Panamá. Por el otro, al crecimiento del conglomerado urbano en torno al Canal y las cuencas que la alimentan del precioso líquido.
El problema de fondo del Canal de Panamá es que no ha sido administrado de la manera que sus voceros han tratado de convencer a los panameños. Por un lado, las riquezas que genera – en 2018 un total de ($3,6 millones) – no se han manejado con transparencia. Por el otro, los miembros de la junta directiva han convertido a la ACP en un ‘paragua’ para realizar negocios particulares. Además, el problema del agua se ha convertido en una ‘papa caliente’.
Con relación a la falta de transparencia hay que comenzar con el arreglo de las empresas navieras que transitan por el Canal de Panamá con el Citibank de Nueva York donde se depositan los pagos en concepto de peajes. Además, todos o casi todos los miembros de la junta directiva tienen proyectos que no benefician a la ACP. Por último, en el caso del agua, la ACP ha propuesto varias soluciones que no convencen mucho. Hace varios años, la ACP anunció que tenía entre sus planes represar el río Indio para alimentar de agua al lago Gatún en los meses de sequía (verano). Esta iniciativa, por sus implicaciones políticas, ha pasado a ocupar un lugar de muy bajo perfil. Otra solución era limitar el consumo de agua de la población que reside en la ciudad de Panamá que comparte el líquido precioso de la cuenca del río Chagres con el Canal. La propuesta que se ha barajado en fechas recientes es llevar agua del río Bayano (represado en la década de 1970) al lago Gatún.
Mientras tanto, la ACP renovará el régimen de peajes que le aplicará a los barcos (con más de 125 pies de largo) que transitan por el Canal. Todos las naves pagarán una tarifa adicional fija de $10,000 por cada tránsito y una tarifa variable entre el uno por ciento y el 10 por ciento dependiendo de los niveles del lago Gatún en el momento en que hacen el tránsito. Si el nivel del lago es alto pagará un peaje menor y viceversa.
Por: Marco Gandásegui. Profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA
Last modified: 26/01/2020