Lentamente, la agricultura se encamina a un nuevo sistema conocido como agroecología. Impulsada por el cambio climático, empieza a tomar fuerza como un modelo de aquellos consumidores que buscan alimentos sin paquetes tecnológicos.
Se trata de una demanda que crece en el Viejo Continente de la mano de la calidad e inocuidad, dos exigencias que poco a poco tomarán mayor relevancia y un papel más participativo en el comercio internacional.
Las naciones se preocupan por reducir los gases de efecto invernadero, sumado a los riesgos alimentarios como: microbiológicos, residuos de plaguicidas, utilización inadecuada de los aditivos alimentarios, contaminantes químicos, incluidas las toxinas biológicas y la adulteración.
Está llevando a pensar en una agricultura sin agroquímicos, más natural.
Durante el V Congreso Latinoamericano de Agroecología que se hizo con el apoyo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y por primera vez en la Argentina, el ingeniero agrónomo y docente de la Universidad de California, Miguel Altieri, sostuvo “que el modelo industrial alcanzó sus límites, porque se sostiene en presupuestos que ya no son válidos”.
Para el experto, cuando se creó el modelo de la Revolución Verde basado en insumos dependientes del petróleo, se creyó que la energía fósil sería barata y abundante para siempre, que el clima se mantendría estable y que el hombre controlaría la naturaleza con químicos.
“Esto no fue así: el petróleo aumenta su valor, hay cambio climático y los cultivos resisten al glifosato”, destacó.
En definitiva, surgió la necesidad de generar mayor conciencia sobre la problemática ambiental y, en esa línea, buscar alternativas más amigables con el entorno.
La agroecología, al contrario del cultivo orgánico, tiende a volver a las fuentes en el uso de tecnologías apropiadas y apropiables de la misma naturaleza.
“Lo esencial es que el sistema se autocontrole, lo que hace que la persona tenga que intervenir lo menos posible”, afirmó el técnico del INTA Claudio Leveratto.
Es así que la UE ha definido desde hace mucho una estrategia global de seguridad alimentaria que se aplica tanto a los alimentos como a cuestiones referidas a la salud y el bienestar de los animales y la salud de las plantas (sanidad vegetal). “Su objetivo es garantizar la trazabilidad de los alimentos desde la granja hasta la mesa sin dificultar el comercio y garantizando al consumidor una alimentación rica y variada”, recalcó el ex agregado agrícola en la UE Gustavo Idígoras.
La agroecología es nueva en la Argentina. Otras naciones ya lo impulsan como política de Estado. Es una opción más para ofrecer al mundo alimentos diferentes. Y que quizás hoy esté más instalado como un nicho, pero ese grupo de consumidores paga por saber lo que se llevará a la boca y va por productos que preservan la biodiversidad. El objetivo es estar preparado para un posible cambio, tal vez lejano, pero es tiempo de ir pensando en otras opciones para ganar nuevos mercados.
Por: Merino Soto
Fuente: Ecoportal.net
Last modified: 26/01/2016