Sin partidos políticos, sin organizaciones verticales y con mucha fuerza, cientos de personas se manifestaron el día 16 de octubre en las afueras de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en San José Costa Rica.
A pesar de la diversidad de manifestaciones artísticas y culturales que iban desde malabares con fuego, hasta las características letras irreverentes del rap callejero y subversivo, se escuchaba una consigna clara: “FUERA FMI DE COSTA RICA”.
El esquema fiscal regresivo de este país centroamericano que se implementó hace más de tres décadas se ha agravado vertiginosamente en los últimos años, los recortes en educación pública, salud, cultura y programas sociales han generado que Costa Rica se ubique ahora en uno de los países más desiguales del mundo, con el índice de pobreza más alto en los último 28 años con un 26.4%.
En este contexto, las clases dominantes de la mano con la clase política propusieron al Fondo Monetario Internacional un préstamo por mil setecientos cincuenta millones de dólares, que se pretende pagar con impuestos a las clases más empobrecidas, recortes al estado (programas sociales) y venta de instituciones públicas a empresas privadas. Esto ha generado el levantamiento popular de las zonas periféricas y rurales del país, zonas en donde la exclusión y la desigualdad es mayor.
El Estado costarricense ha respondido a esto con el uso excesivo, injustificado e ilegal del monopolio de la violencia y ha reprimido a miles de personas que ejercen su legítimo derecho a manifestarse, con la arremetida policial han lanzado gases lacrimógenos en lugares donde no existían bloqueos y en comunidades enteras afectando la salud de infantes, personas con problemas respiratorios y población adulta mayor.
En Costa Rica se violentan todos los días y de manera sistemática los Derechos Humanos, otra de las exigencias del grupo fue el cese inmediato de la criminalización de la protesta social, ya que el estado se ha encargado de entablar persecuciones políticas y judiciales contra toda persona que se manifieste en contra del gobierno, han ilegalizado de facto el derecho a la protesta social, principio fundamental de cualquier estado que se haga llamar democrático.
Raperas y grupos feministas, artistas callejeros, cantantes, poetas, cuenta cuentos, colectividades e individualidades autónomas, se organizan desde abajo para resistir contra la violencia estructural en Costa Rica, teniendo claro que no es la clase empresarial ni la clase política quien tiene la voluntad de solucionar esto, sino en la unión popular.
Redacción Radio Temblor Internacional
Fotografías: Adriana Araya
Last modified: 19/10/2020