En estos días en que el pueblo panameño celebra la inauguración de la ampliación del Canal de Panamá, vienen a nuestra memoria esos momentos de lucha por recuperar la soberanía en todo el territorio nacional.
Hemos ganado cada una de nuestras batallas y demostrado que Panamá es un país de gente trabajadora y de una voluntad sin límites, con ese mismo espíritu que nos llevó a plantar banderas en las antiguas bases militares estadounidenses y a defender con la sangre de los mártires del 9 de enero nuestra enseña patria y nuestra dignidad nacional.
Ha sido un largo camino de luchas el que nos ha traído a este punto de la historia. En esta inauguración de la ampliación del Canal, por tanto tenemos que agradecer a varias generaciones de panameños que permitieron lo que hoy tenemos la oportunidad de disfrutar.
Culminada exitosamente la megaobra de la ampliación del Canal, que abrirá nuevas oportunidades para el potencial desarrollo –desequilibrado- de nuestra economía, cabe preguntarse sobre cuestiones que ahora se plantean con más fuerza en nuestra sociedad.
La primera de ellas es el costo de esta obra y el destino de los indudables nuevos ingresos que generará la ampliación; no solo por el aumento del tránsito de contenedores, producto del paso de los buques neopanamax, sino también por el novedoso tránsito de los buques portadores de gas licuado y los nuevos negocios que se le posibilitarán a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP).
Los multimillonarios ingresos que ha generado la ACP desde la reversión del Canal a manos panameñas han “desaparecido” en el bolsillo roto de la caja central del Estado, y nos corresponde ahora velar para que los nuevos ingresos no sigan el mismo camino de despilfarro. Entregadas las áreas revertidas a la especulación urbana, y depredación ambiental y en absoluto a darle “el uso más colectivo posible”, solo nos queda lanzar el debate sobre el control, transparencia y utilización de esos millonarios ingresos que deberían servir prioritaria y exclusivamente para el combate frontal contra la pobreza y la inequidad.
Y qué decir sobre la composición de una Junta Directiva de la ACP conformada por 10 empresarios y un representante del desprestigiado órgano legislativo, de la que además dos de sus integrantes están gravemente cuestionados por sus actuaciones. Es hora de plantear la necesidad de que dicho órgano directivo responda a la diversidad de nuestra formación social, aniquilando de paso el mito de su despolitización.
Como nación hemos sobrepasado pruebas importantes, pero quedan otras difíciles por venir. El reto que tenemos como nación es lograr que los ingresos adicionales derivados de la ampliación del Canal se inviertan en el mejoramiento de la institucionalidad del país y en un plan de desarrollo nacional, que mejore las condiciones de vida de todos los habitantes de la República.
En el marco de esta celebración debemos recordar una de las ideas inspiradoras de los acuerdos de la Concertación Nacional para el Desarrollo: “Que dos de cada cinco panameños sean pobres y uno de cada cinco viva en condiciones de extrema pobreza, es éticamente intolerable, socialmente inaceptable, económicamente injustificable y políticamente insostenible, si queremos conservar y fortalecer el ambiente de libertad y convivencia democrática”.
Nuestro reconocimiento y felicitaciones a todos los hombres y mujeres que hicieron posible la finalización de esta monumental obra que engrandece a Panamá.
En estos días en que el pueblo panameño celebra la inauguración de la ampliación del Canal de Panamá, vienen a nuestra memoria esos momentos de lucha por recuperar la soberanía en todo el territorio nacional.
Hemos ganado cada una de nuestras batallas y demostrado que Panamá es un país de gente trabajadora y de una voluntad sin límites, con ese mismo espíritu que nos llevó a plantar banderas en las antiguas bases militares estadounidenses y a defender con la sangre de los mártires del 9 de enero nuestra enseña patria y nuestra dignidad nacional.
Ha sido un largo camino de luchas el que nos ha traído a este punto de la historia. En esta inauguración de la ampliación del Canal, por tanto tenemos que agradecer a varias generaciones de panameños que permitieron lo que hoy tenemos la oportunidad de disfrutar.
Culminada exitosamente la megaobra de la ampliación del Canal, que abrirá nuevas oportunidades para el potencial desarrollo –desequilibrado- de nuestra economía, cabe preguntarse sobre cuestiones que ahora se plantean con más fuerza en nuestra sociedad.
La primera de ellas es el costo de esta obra y el destino de los indudables nuevos ingresos que generará la ampliación; no solo por el aumento del tránsito de contenedores, producto del paso de los buques neopanamax, sino también por el novedoso tránsito de los buques portadores de gas licuado y los nuevos negocios que se le posibilitarán a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP).
Los multimillonarios ingresos que ha generado la ACP desde la reversión del Canal a manos panameñas han “desaparecido” en el bolsillo roto de la caja central del Estado, y nos corresponde ahora velar para que los nuevos ingresos no sigan el mismo camino de despilfarro. Entregadas las áreas revertidas a la especulación urbana, y depredación ambiental y en absoluto a darle “el uso más colectivo posible”, solo nos queda lanzar el debate sobre el control, transparencia y utilización de esos millonarios ingresos que deberían servir prioritaria y exclusivamente para el combate frontal contra la pobreza y la inequidad.
Y qué decir sobre la composición de una Junta Directiva de la ACP conformada por 10 empresarios y un representante del desprestigiado órgano legislativo, de la que además dos de sus integrantes están gravemente cuestionados por sus actuaciones. Es hora de plantear la necesidad de que dicho órgano directivo responda a la diversidad de nuestra formación social, aniquilando de paso el mito de su despolitización.
Como nación hemos sobrepasado pruebas importantes, pero quedan otras difíciles por venir. El reto que tenemos como nación es lograr que los ingresos adicionales derivados de la ampliación del Canal se inviertan en el mejoramiento de la institucionalidad del país y en un plan de desarrollo nacional, que mejore las condiciones de vida de todos los habitantes de la República.
En el marco de esta celebración debemos recordar una de las ideas inspiradoras de los acuerdos de la Concertación Nacional para el Desarrollo: “Que dos de cada cinco panameños sean pobres y uno de cada cinco viva en condiciones de extrema pobreza, es éticamente intolerable, socialmente inaceptable, económicamente injustificable y políticamente insostenible, si queremos conservar y fortalecer el ambiente de libertad y convivencia democrática”.
Nuestro reconocimiento y felicitaciones a todos los hombres y mujeres que hicieron posible la finalización de esta monumental obra que engrandece a Panamá.
Panamá, 25 de junio de 2016
Afro Panameña Soy
Alianza Ciudadana Pro Justicia
Espacio Encuentro de Mujeres (EEM)
Asociación de Derecho Ambiental
Asociación de Comunidades de Áreas del Canal (ACAC)
Asociación de Profesores de la República de Panamá
Asociación de Profesionales indígenas de Panamá.
Asociación de Vecinos de Diablo Heigths
Centro de Estudios y Capacitación Familiar
Centro de Estudios y Acción Social Panameño (CEASPA)
Centra General Autónoma de Trabajadores de Panamá (CGTP)
Colectivo Voces Ecológicas
Fundación para el desarrollo de la Libertad Ciudadana
Fundación del Trabajo
Frente por la Defensa de la Democracia
Juntos Decidimos
Justicia Paz, e Integridad de la Creación cmf
Mesa de Análisis de Leyes y Políticas Públicas de Discapacidad.
Movimiento Democrático Popular
Movimiento Patriótico Estanislado Orobio
Movimiento Ciudadano por la Identidad Panameña
Sindicato de Periodistas de Panamá
Last modified: 26/06/2016