La crisis climática. La crisis de agua. La guerra contra los jóvenes. Las reformas estructurales y sus tratados de libre comercio: es integral la deshabilitación programada para que las comunidades no puedan producir sus propios alimentos, pierdan su memoria territorial, sus posibilidades de organización, sus saberes ancestrales. Poblaciones enteras perseguidas por defender sus territorios. La minería parece imparable, igual que el acaparamiento de la tierra. Pero la gente sigue sabiendo que el futuro no está escrito, que lo que hagamos hoy tendrá un efecto contundente: sobre todo en nosotros mismos, aunque parezca que la transformación del mundo se pospone y se escapa. La agricultura campesina puede enfriar la tierra. La soberanía alimentaria es posible.
Descargue aquí: Revista Biodiversidad, sustento y culturas N ° 83
Last modified: 28/02/2015