Dentro del escenario socioambiental de Panamá, el agua representa el vital engranaje de resistencia y lucha por comunidades tanto de la urbe como de las áreas rurales. Megainfraestructuras como las hidroeléctricas no son las generadoras de los impactos negativos, sino se suma la contaminación por agroquímicos que fluye por todas las cuencas y afluente de los ríos.
El río La Villa, ubicado en la península de Azuero, está en peligro según datos del Plan de Ordenamiento Territorial Ambiental del 2008, la cual demuestra que la actual crisis no es coyuntural sino permeaba desde más de una década, desarrollándose con alta actividad negativa. Actualmente la industria Campos de Pesé, generadora de Etanol, es la posible responsable de la contaminación, luego que los resultados de las muestras tomadas por el Ministerio Público confirmaran la presencia del herbicida conocido como atrazina, proveniente de los cañales.
Las autoridades nacionales decretaron emergencia, pero para muchos ecologistas este anuncio llego tarde, ahora se ve mayor preocupación de que la inexistencia de una política ambiental y gestión hídrica es el instrumento que debe ejecutarse para todas las cuencas y aguas del territorio panameño. Sin embargo, es preocupante el carácter e ineficiencia con que las autoridades nacionales no cuenten con el recurso humano o equiparamiento de sus responsabilidades para estos casos de contaminación, que no solo proveniente de los monocultivos sino también de otras industrias como la minería, tal caso son los laboratorios del Ministerio de Salud (MINSA) y del Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales que no cuentan con la capacidad analítica para detectar contaminaciones de productos químicos.
Pero también, la responsabilidad corre por los ciudadanos, que producto de una nula educación ambiental, la conservación solo pasa hacer un eslogan verde. La cual, ya se ha emprendido acciones legales y sociales para que la cuestión ambiental tenga el carácter obligatorio a este llamado urgente.
El domingo 6 de julio, más de 300 personas se manifestaron, para exigir mejor calidad del agua potable en la península de Azuero. También sanción hasta expulsión de las industrias contaminantes. Algunas voces del Valle de Tonosí exigieron el cierre de la Minera Cerro Quema, ya que es un detonante posible para la humanidad y ambiente.
Last modified: 08/07/2014