En este análisis, la experta María Luiza Muniz, de la UTPL, aborda los
factores que llevaron a Donald Trump a obtener nuevamente la presidencia
de Estados Unidos y los grupos clave que respaldaron su campaña. Examina,
además, el impacto potencial de sus políticas migratorias en América Latina,
especialmente en países como Ecuador y Venezuela, y plantea cómo su
enfoque populista logró atraer a diversos sectores de la población, a pesar de
su postura extremista y del discurso antiinmigrante. A través de datos y
reflexiones, Muniz analiza las particularidades de esta elección, destacando
elementos que han redefinido el perfil de sus votantes y las implicaciones de
su administración para la región.
¿Cuáles considera que fueron los principales factores que llevaron al
triunfo de Donald Trump en esta elección? ¿Hubo algún cambio
estratégico en comparación con campañas anteriores?
Primero, vale observar uno de los elementos más destacados: el perfil y el
porcentaje de votantes entre 2020 y 2024. Hace cuatro años vimos que las
mujeres, afrodescendientes y jóvenes votaron con los Demócratas impidiendo
la reelección de Trump. Ahora hubo un aumento considerable en el
porcentaje de votantes latinos que apoyaron a Trump, y eso merece particular
atención. En 2020, contra Biden, el 36% de los hombres latinos votó por él,
mientras que, en esta elección, ese número subió al 54%. Es interesante
observar cómo, a pesar del discurso antiinmigrante de Trump, un sector
significativo de latinos pasa a respaldarlo. Vemos que su discurso
conservador se ha sumado, curiosamente, a pautas sociales que, en
gobiernos Demócratas como el de Biden, no acompañaron la prosperidad de
la economía. Explico: la caída en la inflación no se ha reflejado en un mayor
poder de compra por parte gran parte de los norte-americanos, quienes han
visto una considerable pérdida en su calidad de vida, en el poder de
consumo, en áreas de vivienda, salud, educación. Con eso, podemos incluso
decir que, al contrario de la retórica anti izquierda de Trump y de sus
apoyadores, la victoria ha sido contra una perspectiva de democrática liberal,
en favor de un populismo de derecha, el cual promete soluciones fáciles para
problemas complejos. Las personas, sobre todo familias de clase media,
tradicionalmente más conservadoras, son susceptibles a las promesas de
mejoras sustanciales en el poder adquisitivo, el acceso a servicios básicos
como salud y educación, y la seguridad económica, algo que la
administración de Joe Biden no pudo ofrecer a gran parte de la población.
Otro aspecto a destacar es el apoyo de ciertos empresarios a la propuesta de
Trump, con un enfoque proteccionista, en favor de la economía nacional. Vale
resaltar también el papel de Elon Musk, quien ha jugado un papel significativo
en esta elección mediante el uso de redes sociales y la difusión de
contenidos producidos con inteligencia artificial en contra de Kamala, algo
que produce un impacto considerable en la opinión pública y se está
convirtiendo en un nuevo patrón para próximas elecciones, incluso en países
de Latinoamérica.
¿Quiénes fueron los grupos clave que respaldaron a Trump en esta
elección y que resultaron decisivos para su triunfo? ¿Cómo logró
conectar con ellos a pesar de la polarización en el país?
Debo decir que no estoy de acuerdo con la tesis de una polarización, porque
esto supone que existe realmente una fuerza viable políticamente de extrema
izquierda. En el debate de los candidatos, Trump ha identificado su oponente
como comunista y eso es completamente falso, no encuentra base en la
realidad, es parte de una estrategia antigua, utilizada a mediados del siglo
pasado, cuando había una Guerra Fría y una bipolarización a nivel global.
Pero, ciertamente algunos grupos son más sensibles a esa retórica anti-
comunista, y eso no ocurre apenas en los Estados Unidos. Como dije
anteriormente, la clase media suele ser más conservadora, buscando evitar
un retroceso en su patrón de vida y resentida pelas limitadas posibilidades de
ascensión social. En términos de edad, los mayores apoyadores del
presidente electo están entre adultos con 45 a 64 años. Personas que quizás
perciben los logros económicos, pero no encuentran mejoras en su poder
adquisitivo ni en el acceso a servicios básicos. El apoyo a Trump entre los
jóvenes de 18 a 29 años también ha aumentado, de un 36% en 2020 a un
42% en esta elección. Asimismo, el porcentaje de personas sin educación
superior que respaldaron a Trump pasó de un 50% en 2020 a un 54% en esta
elección, lo cual sugiere cómo la educación formal es una de las variables
que influye en la recepción de informaciones y la capacidad crítica de los
votantes, especialmente en un contexto marcado por la masiva difusión de
contenidos de dudosa veracidad a través de redes sociales. Las nuevísimas
tecnologías de la información cumplieron ciertamente un papel importante
para que Trump mantuviese una base de votantes fiel desde 2020,
aumentando su influencia entre otros sectores.
¿Cómo podrían sus políticas migratorias afectar a los países de
América Latina, especialmente a los centroamericanos y
ecuatorianos?
En cuanto a las políticas migratorias, Trump ha prometido reforzar el control
de las fronteras y ha hablado de posibles deportaciones masivas, lo que
podría impactar a países como Ecuador y Venezuela, que han visto un
importante flujo de migrantes hacia Estados Unidos. No obstante, la
implementación de una política de deportaciones masivas tendría
complicaciones operativas significativas y requeriría una cierta inversión en
un aparato represivo. Además, es importante señalar que la economía
estadounidense depende en gran medida de la mano de obra migrante, que
desempeña trabajos que muchos estadounidenses no estarían dispuestos a
realizar. Así, el discurso de que los inmigrantes están “robando” empleos es,
en realidad, una falacia. Los migrantes contribuyen en sectores esenciales de
la economía y su exclusión afectaría el funcionamiento de la misma.
Esta retórica de “nosotros contra ellos”, que promueve una identidad de
“América Blanca”, ignora el hecho de que Estados Unidos ha sido forjado por
una diversidad cultural profunda, especialmente en territorios que alguna vez
pertenecieron a México, como California, Arizona y Texas. En resumen,
aunque el discurso de Trump tenga un tono xenófobo, la implementación de
políticas migratorias tan extremas se enfrentaría a importantes desafíos
prácticos y a las propias necesidades económicas del país.
Con respecto a los conflictos internacionales y relaciones exteriores:
Con Israel y la situación en el Medio Oriente, ¿se espera una
continuidad en las alianzas o una estrategia diferente?
En cuanto a las relaciones exteriores, especialmente con Israel, es poco
probable que haya cambios significativos en la postura de Estados Unidos.
Esto es preocupante, ya que Israel mantiene, sin eufemismo o exageración,
una política genocida contra el pueblo palestino. No hay, en la actualidad,
cualquier apertura al diálogo. La expectativa de que haya algún tipo de freno
a esta situación es mínima, y eso pasaría tanto con Kamala Harris como con
Trump, aunque puede haber una diferencia en la retórica de ambos. Un
gobierno Demócrata que anuncia la valoración de la diversidad y de las
identidades quizás no demostraría tan abiertamente una política agresiva. Sin
embargo, una retórica más agresiva por parte de Trump podría incluso
intensificar la situación.
¿Qué enfoque cree que tomará Trump frente a Rusia y a las tensiones
que existen en Europa del Este?
El regreso de Trump podría implicar un cambio significativo en la relación
entre Estados Unidos y Rusia, especialmente en el conflicto en Ucrania. La
cercanía de Trump con Putin podría llevar a una reducción o interrupción de
la ayuda militar de EE. UU. a Ucrania, lo que afectaría la capacidad de
defensa de este país frente a Rusia y podría forzarlo a negociar en
condiciones desfavorables. Putin ya puso límites a las promesas de campaña
anunciadas por Trump, diciendo que el fin de la guerra no será de la noche al
día. Hay muchos intereses en juego, y este cambio también repercutiría en la
relación de EE. UU. con la OTAN y Europa, quienes han apoyado a Ucrania
en su lucha.
Otro aspecto a considerar es el enfoque proteccionista que Trump ha
garantizado en su política exterior, lo cual pondría combustible a la guerra
comercial no solo con China, sino también con otros países. Su intención de
proteger la producción nacional podría afectar la entrada de productos
extranjeros, encareciendo algunos productos en el mercado estadounidense.
Esto plantea desafíos para economías de menor escala, como Ecuador, que
verían aún más afectada su capacidad de exportación a EE. UU. en sectores
clave, como la agricultura y los productos industriales.
Además, la postura de Trump hacia la seguridad podría incluir un mayor
apoyo militar a países que enfrentan problemas de seguridad, como Ecuador.
Sin embargo, es necesario analizar si este apoyo realmente beneficia a corto,
mediano y largo plazo, considerando que las inversiones en armas en
muchos casos sustituyen políticas sociales y de inteligencia más
consolidadas, sin un enfoque integral en seguridad.
Un último aspecto a destacar es la posibilidad de reabrir la base militar de
Manta en Ecuador, iniciativa apoyada por el presidente Noboa. Este tema es
complejo, ya que las bases militares extranjeras suelen implicar una
expansión político-estratégica que podría extenderse más allá de la seguridad
para incluir el acceso inconsulto a recursos estratégicos. Hay un estudio muy
detallado de la docente peruana Mónica Bruckmann sobre este riesgo.
Aunque no se puede asegurar que la base en Manta persiga estos fines, la
historia reciente invita a cuestionarse sobre el impacto a largo plazo de esta
decisión.
¿Qué impacto podría tener el regreso de Trump en las relaciones
entre Estados Unidos y América Latina? ¿Y cuáles las posibles
repercusiones a nivel mundial, en áreas como el comercio, la
seguridad y el cambio climático?
En cuanto a América Latina, la manutención de una alianza con EE. UU para,
supuestamente, contener los altos niveles de inseguridad, implicaría un tema
geopolítico, relacionado con una mayor presencia de intereses norte-
americanos en la región. Recalco que es fundamental cuestionar si el
enfoque exclusivo en la compra de armas es un camino valido para mejorar la
seguridad, particularmente en Ecuador, ya que también se necesita inversión
en políticas públicas, educación y salud.
Las posibles repercusiones del regreso de Trump a la Casa Blanca abarcan
un impacto global también en términos simbólicos. Trump lideraría la mayor
potencia bélica del mundo con un discurso de gran intolerancia, racismo y
misoginia, enviando un mensaje peligroso para los ideales democráticos en
sus diferentes vertientes. Su regreso no representa tanto una derrota de la
izquierda, ya que Biden no puede considerarse como tal, sino más bien la
derrota electoral de una corriente de capitalismo liberal.
Es interesante observar ciertas analogías históricas, especialmente con las
décadas de 1930 en Italia y Alemania, cuando, bajo un contexto de crisis
económica y de temor al comunismo, surgieron movimientos nazi-fascistas.
Aunque el contexto actual es distinto, el ascenso de discursos extremistas en
un momento de profunda insatisfacción económica y social tiene
paralelismos.
La situación actual, sin embargo, se enmarca en una nueva era de
comunicación digital y redes sociales, donde la saturación informativa y la
influencia política en línea son masivas. Al igual que en los años 30 y 40 del
siglo pasado, las tecnologías de la comunicación e información están siendo
instrumentalizadas en favor de discursos extremistas. La radio ha sido, en su
auge, una gran difusora de nazi-fascismo. Hoy en día la extrema derecha ha
encontrado un espacio abierto y, supuestamente, irrestricto, para presentar
teorías que niegan la ciencia, el calentamiento global, y refuerzan discursos
de odio.
La elección de Trump pone en jaque nuestra capacidad, desde
Latinoamérica, para fortalecer nuestras democracias, forjando un escenario
donde no sean ignoradas las pautas identitarias que han marcado la
campaña de Kamala a la presidencia, pero que tampoco sean vaciadas, sin
una correlación con políticas sociales, que permitan frenar el intenso proceso
precarización laboral pos pandemia y la fuerte presión sobre los recursos
naturales que estamos viviendo.
Por: María Luiza de Castro Muniz.
Socióloga brasileña (PhD), Máster en Ciencia Política, Historiadora y
Comunicadora Social. Ha colaborado como docente en algunas de las principales universidades del
Ecuador, incluyendo la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL). Durante los últimos 10 años, ha
acompañado el desarrollo de proyectos extractivos y las estrategias de resistencia de los pueblos y
nacionalidades ecuatorianos, atenta al impacto geopolítico de estas actividades. E-mail:
[email protected] Más información: https://independent.academia.edu/MalluMuniz
1 Publicado originalmente en: https://dialoguemos.ec/2024/11/entrevista-con-mayoria-de-latinos-trump-derrota-identitarismo-de-kamala/
Ilustración: Daniel Garcia
Last modified: 09/12/2024