Dirigentes miembros de la Federación de Estudiantes Universitarios
agradezco el alto honor que se me hace al invitarme a ocupar esta tribuna, la más representativa para el movimiento estudiantil en el día más importante de mayor trascendencia en todo lo que atañe la historia patria y la identidad nacional.
Estimado Señor Rector, autoridades universitarias, profesores, compañeros estudiantes, trabajadores, comunidad universitaria en general.
Según el sociólogo y profesor Azael Carrera existen tres interpretaciones sobre los sucesos del 9 de enero: Hay una interpretación de la clase dominante, la historicista y otra en base a la teoría de clases sociales, unida básica de análisis, en el método científico de Marx.
La primera de estas interpretaciones divorcia al movimiento nacionalista de su origen de clase y trata de aburguesarlo a través de dos mecanismos. El primero es resaltando a la figura del Presidente Chiari como un gran patriota, el segundo mecanismo es diluyendo la memoria histórica como un elemento líquido. Para esta última suelen restarle valor e importancia a la fecha como un día de descanso o como intenta hoy hacer la cascara convocando a una marcha en “contra de la corrupción”.
En esa linea responde la eliminación de la cátedra de Relaciones de Panamá con EEUU y la supresión de las manifestaciones artísticas como intentaron hacer con el grupo El Kolectivo en su homenaje a los mártires en la avenida que se lleva su nombre, durante el gobierno de Ricardo Martinelli. Más temprano, en la década del 90, censuraron una producción discográfica de una banda de rock nacional llamada Cabeza de Martillo por grabar un tema sobre la Invasión a Panamá (esto ocurrió con un gobierno del partido PRD). Esta interpretación de los hechos, pero sobre todo esta política como programa alienante, es difundida por el Ministerio de Educación y sobre todo por los medios de comunicación.
La segunda interpretación es la historicista, fundamentalmente positivista, que busca hacer un retrato de los hechos sobre los datos recolectados empíricamente. Esta vincula el proceso de maduración de la conciencia nacional con el desarrollo del sistema educativo. Para esta versión el Instituto Nacional y demás escuelas emblemáticas de la nación, como la apertura de la Universidad de Panamá y todo lo que envuelve a estas instituciones juegan un rol fundamental en la formación de la identidad, por ende en la resistencia, continuidad y avance de la lucha generacional. Sin embargo, no relaciona los datos empíricos con las contradicciones de la formación social panameña.
La tercera interpretación, la de clase, explica la insurrección popular del 9 de enero a partir de las contradicciones de clase en la formación social panameña. Sin negar la existencia de una conciencia nacionalista en continuo proceso de maduración.
En ese sentido, pregunto compañeros universitarios: Cuál es la lectura del actual movimiento estudiantil sobre ese pasado glorioso para proyectar un futuro prometedor, en donde se hayan encontrado soluciones a los problemas que en la actualidad estrangulan a la sociedad panameña?, lo mismo se lo pregunto a esta institución que tiene un compromiso moral y fáctico para con la sociedad que la sostiene?
Pero antes quiero recordar que no existe más enclave colonial, sin embargo los nubarrones del imperialismo se mantienen en nuestros cielos usurpando la misma soberanía por la cual dieron la vida nuestros mártires. No confundamos la administración del canal y la recuperación del territorio canalero con soberanía.
De hecho, veamos los nubarrones del imperialismo en cada una de las privatizaciones de nuestros recursos y servicios. También en los desiguales e injustos tratados comerciales que ahogan a nuestros productores, como en cada una de las 12 bases aeronavales que se han levantado sobre nuestras costas.
Quiero decir hoy que el pueblo panameño exige hoy más que nunca, de las presentes generaciones, una muestra de dignidad, una muestra de valentía, de audacia, de unidad en principios y de organicidad para salir a las calles y conocer los problemas de cada familia, de cada barrio, de cada distrito, de cada comarca. Que conozcamos el lomo de cada obrero, las manos curtidas de cada campesino, los zapatos de cada trabajador informal, las odiseas de cada enfermo que padecen en nuestros hospitales públicos y a la variedad de obstáculos a la que tienen que sobreponerse cada mujer de nuestro país.
Es hora de salir de las cómodas trincheras universitarias, de abandonar las malas prácticas y mirar más hacia afuera con un telescopio y más hacia adentro con un microscopio, de abandonar las perversas fotocopiadoras y kioscos, los misóginos concursos de bellezas, los infames viajes al extranjero y las preventas que desesperadamente prorratean.
Es momento de demostrar que esta generación de estudiantes también tiene dignidad y un grano que aportar en la lucha generacional. La generación del 64 generó un gran avance pero falta que concluyamos las tareas pendientes.
Que las presentes y futuras generaciones encuentren siempre en los mártires y héroes del 64 el faro que proyecte el justo porvenir.
!Vivan los mártires del 9 de enero!
Por: Mario Enrique De León, Estudiante de Sociología, Universidad de Panamá. 9-1-2018.
Last modified: 10/01/2018