El termino revolución es un suceso que implica un cambio radical de estructuras económicas, políticas, sociales, institucionales y culturales que abren una nueva época en el desarrollo de una sociedad determinada. Las revoluciones son el producto de un largo proceso histórico y su desenlace puede ser por medio de una insurrección popular, por una insurgencia armada, por un golpe de estado, o como producto de acuerdos dentro de fracciones de una clase social dominante que sustituye el orden existente para suplantarlo por un nuevo orden.
En el caso que nos ocupa se cumplen 100 años de la revolución rusa de 1917, que dio paso a la fundación de la Unión Soviética en 1922 y que fue un punto de inflexión en la historia del siglo XX. La misma se inspiró en las ideas de Carlos Marx que planteaba la sustitución de la sociedad capitalista por la socialista y que la misma pasaba por la abolición de la propiedad privada de los medios de producción.
Lo interesante de este punto es que Marx que construye todo su modelo teórico de El Capital en base al modelo capitalista ingles que era el más acabado de su época, llego a la conclusión de que la idea socialista triunfaría en los países más desarrollados. Incluso Engels en el prólogo de la cuarta edición del primer tomo del capital, llega a la conclusión que en el caso de Inglaterra se daban las condiciones para que el socialismo se lograra por la vía política. Pero posteriormente en otra edición señalo la lejana posibilidad de que pudiera darse en Rusia a pesar de su enorme atraso.
En el caso de Rusia después de una serie políticas no muy exitosas, Lenin lanza en 1921 lo que se denominó la Nueva Economía Política (NEP) y elabora la idea de la transición hacia el socialismo en donde varias formas de propiedad personal y de propiedad privada tenían que jugar un papel, pero que el Estado se reservaba lo que el denominaba los puestos de mando de la economía. Lenin muere en 1924 y su idea sobre el proceso de transición hacia el socialismo no es seguida por sus sucesores, particularmente cuando José Stalin y su equipo logran controlar todo el poder en 1927.
Stalin decide impulsar el socialismo en Rusia con la estatización de toda la economía a marchas forzadas con formas despóticas de gobierno reproduciendo las tradiciones políticas del zarismo ruso de tiempos de Iván el Terrible. Fue lo que podríamos denominar como una modernización coercitiva y que de hecho puso fin a la idea del NEP.
Repasando la historia de Rusia, Pedro I, conocido como Pedro El Grande, instrumento la primera revolución rusa a través de un proceso de modernización a marchas forzadas, en donde no dudo de ajustar cuentas con el pasado decapitando a los rebeldes de la nobleza boyarda que se atrevió a desafiar sus reformas radicales. Incluso el propio Pedro actuó como verdugo en el patíbulo de Moscú. Pedro funda la ciudad de San Petersburgo, que denomino la Ventana de Rusia a Europa como expresión de su voluntad modernizadora.
La segunda revolución rusa la instrumenta Catalina la Grande, que logra el poder a través de un golpe de estado con el apoyo del alto mando del ejército que depone a Pedro III. Catalina que era de origen alemán, tenía la intención de derogar la servidumbre en Rusia, pero ante la falta de apoyo de la nobleza que la respaldaba decide no instrumentarla. Pero durante su reinado se profundizo en forma decidida la modernización institucional y cultural del país
El más ambicioso de los procesos de modernización fue el instrumentado por Alejandro II (1855-1881), que promulga en 1861 el fin de la servidumbre, que fue junto con la derogación de la esclavitud en Estados Unidos de 1863, el más importante evento político, social y económico del siglo XIX.
Estas modernizaciones a marchas forzadas no fueron continuadas por los sucesores de estos personajes del zarismo ruso. Alejandro II, fue asesinado en 1881 y su hijo Alejandro III no solo decide interrumpir las reformas de su padre, sino que hace lo indecible para retrotraer todos los cambios ejecutados por su padre. Este periodo de reacción fue el punto de inflexión que sentó las bases para crear las condiciones que se acumularon y que dieron paso a la revolución de 1917.
El hecho de que la idea socialista triunfara en uno de los países más atrasados de Europa, que fuera precedido por modernizaciones interrumpidas desde el siglo XVII, demuestra como el peso de la historia hasta cierto punto determina el devenir de un proceso histórico posterior.
La modernización coercitiva de la Rusia Soviética logro sacarla de su atraso secular: el país se industrializo, gano la guerra contra Alemania, inicia la carrera espacial, eleva el grado de bienestar de la población con sus logros en la cultura, la salud pública y la educación pero no logra el desarrollo de una democracia real y participativa lo que implicó un elevado costo social y político que nunca pudo superar.
La rigidez del aparato político representado por el PCUS, su incapacidad de auto reformarse fue una de las causas que dieron paso al estancamiento y posterior desintegración de la URSS. Es decir, Rusia desde Iván el Terrible hasta la actualidad no ha dejado de ser un sistema despótico ya sea de alta o baja intensidad. El despotismo puede modernizar una sociedad al grado de llegar a la instrumentación de trasformaciones revolucionarias pero no garantiza su irreversibilidad como efectivamente lo demuestra la historia de Rusia.
Vladimir Putin encabeza un proceso de modernización autoritaria que logra sacar a Rusia del declive que registro en el periodo de Boris Yeltsin. Pero sobre la base de los antecedentes de la historia rusa, sus sucesores pudieran no tener la voluntad de continuarla. Es decir, Rusia es el ejemplo más característico de revoluciones y modernizaciones interrumpidas.
Por: Miguel Ramos Estrada. Economista.
Last modified: 14/11/2017