La activista afroamericana, filósofa, política marxista y profesora del Departamento de Historia de la Conciencia en la Universidad de California, Angela Davis, figura clave del movimiento de liberación negro en la década de los 60 y 70, realizó un contundente y brillante discurso en el cierre de la denominada ‘Marcha de las Mujeres’ contra Trump en Washington.
Discurso íntegro de Angela Davis:
En un momento exigente de nuestra historia, recordemos que nosotras, las centenares de miles, los millones de mujeres, personas trans, hombres y jóvenes que estamos aquí en la Marcha de las Mujeres, representamos a las poderosas fuerzas del cambio que están decididas a impedir que vuelva a resurgir la cultura agonizante del racismo y el heteropatriarcado.
Reconocemos que somos agentes colectivos de la historia y que la historia no puede borrarse como si fuera una página web. Sabemos que nos hemos reunido esta tarde sobre tierra indígena y seguimos el camino marcado por los primeros pueblos que nunca han renunciado a la lucha por la tierra, el agua, la cultura y su pueblo, a pesar de la violencia del genocidio masivo. Saludamos especialmente a los sioux de Standing Rock.
La lucha por la libertad del pueblo negro, origen de la auténtica naturaleza de este país, no puede borrarse de un plumazo. No pueden hacer que olvidemos que las vidas negras sí importan. Este es un país fundado sobre la esclavitud y el colonialismo, lo que quiere decir que de una forma u otra la historia de Estados Unidos es una historia de inmigración y esclavitud. Fomentar la xenofobia, arrojar acusaciones de asesinato y violación y construir muros no borrará la historia.
Ningún ser humano es ilegal.
La lucha por salvar el planeta, por parar el cambio climático, por garantizar el acceso al agua desde las tierras de los sioux de Standing Rock hasta Flint, Michigan, y Cisjordania y Gaza. La lucha por salvar nuestra flora y fauna, por salvar el aire. Esa es la zona cero de la lucha por la justicia social.
Esto es una marcha de mujeres y esta marcha de mujeres representa la promesa del feminismo contra los perniciosos poderes de la violencia del Estado. Y es el feminismo inclusivo e interseccional el que nos reclama para que nos unamos a la resistencia contra el racismo, la islamofobia, el antisemitismo, la misoginia y la explotación capitalista.
Sí, saludamos la lucha por los 15 (por un salario mínimo de 15 dólares la hora). Nos comprometemos con la resistencia colectiva. Resistencia contra los que se lucran con las hipotecas multimillonarias y la gentrificación. Resistencia contra los partidarios de la sanidad privada. Resistencia contra los ataques a musulmanes e inmigrantes. Resistencia contra los ataques a personas con discapacidad. Resistencia contra la violencia del Estado perpetrada por la policía y a través del complejo industrial penitenciario. Resistencia contra la violencia de género institucional y personal, especialmente contra las mujeres trans de color.
Los derechos de las mujeres son derechos humanos en todo el planeta, y por eso pedimos libertad y justicia para Palestina. Celebramos la futura liberación de Chelsea Manning. Y la de Óscar López Rivera. Pero también pedimos libertad para Leonard Peltier. Libertad para Mumia Abu-Jamal. Libertad para Assata Shakur.
En los próximos meses y años, seremos convocados para intensificar nuestras demandas de justicia social y ser más radicales en nuestra defensa de poblaciones vulnerables. Será mejor que tengan cuidado los que aún defienden la supremacía del heteropatriarcado blanco.
Los próximos 1.459 días de la Administración de Trump serán 1.459 días de resistencia. Resistencia sobre el terreno, resistencia en las aulas, resistencias en los empleos, resistencia en nuestra arte y nuestra música.
Esto es sólo el principio. En palabras de la inimitable Ella Baker, “los que creemos en la libertad no podemos descansar hasta que la consigamos”. Gracias.
Fuente: arainfo.org
Last modified: 25/01/2017