Panamá esta sufriendo las consecuencias del fenómeno de El Niño. Según, la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) a expuesto que es comparable al “fenómeno monstruoso”, ocurrido en la región hace 18 años. Y sus consecuencias la estamos percibiendo en el agotamiento de las fuentes hídricas (ríos y lagos), que abastecen las tomas de agua y para el desarrollo en la producción agrícola (cultivos de arroz, maíz y tomate industrial) y ganadera.
La región que registra este mal, es el arco seco, es decir, Coclé, Herrera, Los Santos y Veraguas. En donde los niveles de las fuentes hídricas que abastecen de agua a las plantas potabilizadoras, se encuentran en estado crítico, según informes de las autoridades de los ministerios de Ambiente y Salud, así como del Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN).
Ante la crisis se llevado a construir represas para poder mantener el agua en las tomas de las potabilizadoras.
Pero surgen otras iniciativas peligrosas ante la crisis, que han generando interrogantes sobre su modus operandi, efectividad y costo, por ejemplo el proyecto científico multimillonario en el que se busca la siembra de nubes mediante el esparcimiento de partículas hidroscópicas, la cual representa un riesgo para el ciclo atmosférico. También la posibilidad de privatizar el lago Bayano, cuyo costo de construcción, producción y distribución de agua potable es de más de $500 millones.
Por ende, siempre hemos considerado que la crisis ambiental no se soluciona a base de la financiarización, sino por medio del cambio de educación y cultura, que conlleve a los ciudadanos organizarse y proponer soluciones ecológicas y sociales, fuera del libre comercio y la politiquería.
Algunas soluciones pueden ser el manejo integrado de los recursos hídricos, el uso apropiado de tecnologías en las agroindustrias, el tratamiento y uso de metodologías ante aguas utilizadas. Y todo esto a través de un plan estratégico en el uso adecuado de las aguas para la producción agroecológica y cuencas hídricas, la cual vaya acompañada de una política de prevención y sanción por el uso de agroquímicos y contaminación por otros efectos.
Por ende, no podemos confiar de discursos, como lo ha hecho el gobierno panameño en la Cumbre de Cambio Climático COP 21, en París, Francia. Donde expreso su compromiso ante tales efectos climáticos, y en la práctica esta cediendo a las hidroeléctricas, termoeléctricas y otras megaobras que afectan nuestro planeta.
Last modified: 21/01/2016