La iniciativa actual de incorporación de la naturaleza a los mercados de capital requiere una redefinición de la naturaleza o de parte de ella como una serie de servicios ecosistémicos no relacionados entre sí. Aunque el proceso a menudo se presenta como un ejercicio técnico, es en verdad fundamentalmente político. Por lo tanto se topará con la misma resistencia, conflictos y violencia que enfrentaron las incorporaciones previas de la naturaleza en los mercados de capital.
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La perspectiva de justicia ambiental entiende que la valoración económica y la financierización de la naturaleza son simplemente los ejemplos más recientes de cómo los mercados de capital utilizan la naturaleza para maximizar las ganancias, tal como han hecho durante siglos. Por ende, la perspectiva de justicia ambiental nos dice que hacer visible para el capital a la naturaleza representa una amenaza a la que debemos oponernos. Implicará más –no menos– violencia contra los Pueblos Indígenas y comunidades tradicionales y menos –no más– control para estas comunidades sobre los territorios de los cuales dependen, a los cuales moldean y que los determinan.
La financierización de la naturaleza es un símbolo de este mundo perverso, no una solución a sus problemas. La financierización significa restringir aún más el control de las comunidades sobre sus territorios, y constituye una extensión de la licencia social para que las empresas puedan seguir destruyendo el entramado de vida del cual dependemos y que muestra signos cada vez mayores de múltiples crisis. La financierización extiende el daño realizado por un modelo de desarrollo depredador y excluyente contra el cual los activistas han estado luchando por años.
Es un modelo que favorece a las empresas que contaminan y provocan impactos ambientales irreparables, al mismo tiempo que destruye las culturas de las comunidades locales y los Pueblos Indígenas y erosiona o aniquilan sus derechos históricos y colectivos. La financierización de la naturaleza y en particular los mercados de servicios ecosistémicos les permiten a las grandes empresas proseguir con esta destrucción, a pesar de las evidentes y múltiples crisis ecológicas asociadas a ella. Por lo tanto, desde una perspectiva de justicia ecológica, debemos rechazar la financierización de la naturaleza como una falsa solución.
Por: Amigos de la Tierra
Last modified: 12/11/2015