Aura Lolita Chávez Ixcaquic, conocida como Lolita, es lideresa del pueblo maya K´iché. La trayectoria construida a través de los varios diálogos e intercambios que sostuvimos con ella evidencia la existencia de un mecanismo de persecución y criminalización de quienes cuidan la vida de los pueblos. Hoy, #8M, la elegimos como nuestra Defensora de los territorios, la sanación y las redes de la vida para repensar, desde los feminismos comunitarios, la descolonización de nuestras prácticas.
Lolita es originaria de los territorios del oeste de Guatemala y es representante del Consejo de Pueblos K’iche’s por la Defensa de la Vida, Madre Naturaleza, Tierra y Territorio (CPK) que se fundó en 2007 con el objetivo de enfrentar al Tratado de libre comercio entre América Central y Estados Unidos, que impulsó megaproyectos mineros, hidroeléctricos, petroleros y de agroindustria en su territorio. Se trata de una mesa de comunidades organizadas para la defensa de sus territorios, que lucha por el derecho de autodeterminación y la vida digna. A su vez, desde el feminismo comunitario, impulsa diversas acciones contra las violencias machistas e integra la red de Feministas del Abya Yala.
Por su lucha en la defensa del territorio y de los derechos de su pueblo, Lolita fue perseguida y amenazada en diferentes oportunidades. En 2005, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dictó medidas cautelares para el resguardo de su vida e integridad física, pero el estado guatemalteco no las cumplió. En 2012, luego de participar junto a sus compañeras de una manifestación pacífica contra el alcalde de Santa Cruz del Quiché, fue atacada por un grupo armado mientras regresaba a su comunidad. Allí, cuatro mujeres fueron heridas. Lolita continuó luchando por la defensa de su territorio y el 7 de junio de 2017 fue amenazada de muerte, motivo por el que tuvo que exiliarse.
Pero lejos de resguardarse, Lolita recorrió con su pollera de mil colores distintas tierras y experiencias de nuestro país. Cuerpos territorios –en palabras de ella– que le dieron refugio como también la vitalidad y fortaleza necesarias para continuar la lucha. En distintas oportunidades pudimos escuchar y dialogar con la referente del Consejo de Pueblos K’iche´ por la defensa de la vida, madre naturaleza, tierra y territorio e integrante a su vez, de la Red de Sanadoras Ancestrales del feminismo comunitario, quien compartió los pensamientos y saberes construidos junto a sus hermanas. Es así que Lolita comenzó, como dice ella, a “caminar otros territorios” y acercar su mirada a diferentes procesos de lucha territorial.
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Nos conocimos en 2015 en un aniversario del Estado Plurinacional de Bolivia. En ese tiempo, Lolita anticipaba con sabiduría que los próximos años, en su país, serían muy complejos y violentos. Hablamos nuevamente al año siguiente, luego de que la comunidad k’iché denunciara el avance sobre sus montañas y bosques por parte de empresas privadas en complicidad con el Estado guatemalteco.
En 2018 nos volvimos a ver en su visita por Buenos Aires, se encontraba atravesando el exilio, en sus palabras, un “destierro político y de vida”. “Nos tocaron la raíz”, reflexionaba en ese intercambio sobre su desplazamiento político y territorial. Ciertamente lo hicieron, pero nunca pudieron cortarla: Lolita comenzó a caminar sin fronteras denunciando las violencias en su comunidad pero, también, las de todos los territorios.
A lo largo de estas charlas, Lolita, de risa contagiosa, nos comunicó la situación del pueblo k’iché y de toda la población guatemalteca: el avance de las trasnacionales, la corrupción del gobierno, la permanente invasión de Estados Unidos y la continuidad del genocidio. Pero ante ello, también, la respuesta de resistencia de las comunidades y del feminismo comunitario.
Es así que Lolita llegó al Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y No Binaries de La Plata en 2019. Como si fuera una estrella de rock, las pibas se apretaban y hacían lugar en la plaza para lograr escucharla en la Mesa de Feministas del Abya Yala. Poderosa, Lolita ya no sólo denunció la situación de los territorios, ahora también nos habló de la liberación del clítoris como “un posicionamiento político y estratégico” porque “goce y placer es algo que se nos ha vedado de nuestros cuerpos y vida”, sostuvo.
Feminismos como los que habitan las hermanas de las comunidades originarias pueden echar luz sobre los nuevos –viejos– debates en torno a la descolonización de las luchas. Ante las resistencias a las liberaciones, un mensaje esperanzador vuelve a nosotras en la voz de Lolita: somos plurales y diversas. Y seguiremos en marcha hasta que todas seamos libres.
A continuación compartimos una compilación de las entrevistas que le realizamos a la Defensora de los territorios, la sanación y las redes de la vida, Aura Lolita Chávez Ixcaquic, durante los últimos años. Un repaso cronológico por sus denuncias y reflexiones para repensar, desde los feminismos comunitarios, la descolonización de nuestras prácticas y la defensa de la Madre Tierra.
Camila Parodi 2022
2016 | “Las amenazas contra defensoras, un modelo que se repite en Nuestra América”
–¿Cuál es la situación actual que viven los pueblos k´iche´ en Guatemala?
– Ahorita el problema es que nos estamos quedando sin agua y sin montañas. Recordemos que donde vivimos, en el departamento de k´iche´, hay una historia muy relacionada con las montañas; de hecho, el nombre viene de allí, porque “k´i” significa muchos y “che´” significa árboles, o sea que estamos conviviendo con los pulmones de las montañas, de la Madre Tierra.
Sin embargo, las autoridades, como los funcionarios del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), que es el instituto responsable de verificar estas formas ilegales y perversas de saqueos de nuestros bienes, no ponen cartas en el asunto y están entregando cada día más licencias. Este es uno de los grandes problemas que tenemos, que a las empresas que están acá ya se les dieron 97 licencias forestales.
Otro de los problemas es que esta gente está cada día peor. Vemos, acá en el territorio, cómo pasan de 36 a 46 trailers con madera. Ahora que empezamos la lucha, estamos evidenciando, descubriendo, que sólo un 5% de estos camiones son legales, o sea, el 95% son ilegales.
El INAP, responsable de los bosques, no hace nada. Y dentro de esta problemática también están involucrados los funcionarios del Instituto Nacional de Bosques, que es una institución estatal que dice ser autónoma y descentralizada, y esto lo hacen así para hacer artimañas y dar licencias a diestra y siniestra.
–¿Cuál es el accionar con el que se manejan estas empresas en sus territorios?
– Estas empresas están saqueando las montañas, pero también están amenazando y amedrentando a las comunidades con que si no les venden las tierras con las montañas entonces van a asesinar a los hermanos y las hermanas de las comunidades.
–¿A raíz de esto, qué exigen desde la comunidad?
– Lo que estamos exigiendo es que se pare esta tala inmoderada de árboles, que está acabando con los bosques y que nos está dejando sin agua. En nuestras casas, a las familias, al día a veces nos cae media hora de agua si es que bien nos va, pero a muchas familias ya no les cae agua. Tenemos que comprar a los camiones que traen el vital líquido, pero que lo venden, y este es un incremento de los altos costos de la vida y aquí en Quiché estamos empobrecidos: hay un 85% de la población que es gente empobrecida.
Esto está siendo un problema muy latente, y como estamos descubriendo las artimañas de las jugosas ganancias y de los sobornos que están haciendo, a los funcionarios del Estado no les está gustando y lo que están haciendo es amenazándonos. El 23 de junio hicimos una manifestación de inconformidad contra estos taladores de montañas, y lo que hicieron fue venir de otro departamento de 10 a 15 personas armadas y nos amenazaron, al igual que a los medios locales que están dando a conocer esta problemática.
–¿Y cuáles son los pasos a seguir?
– Como Consejo hemos determinado sostener el mandato que decidimos en la asamblea realizada el 28 de mayo de este año en relación a parar la tala de árboles inmoderada. Allí se resolvió dar a conocer al estado de Guatemala que exigimos suspenda de forma inmediata las licencias o concesiones forestales realizadas en el departamento del Quiché, que hasta la fecha son 97.
Realizaremos turnos por comunidad con rondas de control sobre los camiones que transportan trozos para corroborar la ilegalidad de estas maniobras. Allí se motivará a las comunidades también, para seguir con la siembra de árboles.
Exigimos al Instituto Nacional de Bosques que tome en cuenta nuestras demandas y nuestro rechazo a la tala inmoderada de árboles, pero también estamos exigiendo que se reconozcan nuestras decisiones como pueblo ya que se basan en nuestros propios principios, normas y tenemos nuestra propia forma de mirar el mundo, de convivencia y de vida. El vivir en la montaña no es un pecado, también es reconocer que somos parte de la red de la vida. Esto lo hemos manifestado permanentemente, pero del Estado lamentablemente sólo hemos recibido represión, racismo y exclusión.
Otro de los aspectos que hemos dimensionado se trata de que en estos días el Estado de Guatemala no reconoce la existencia de los pueblos ya que hace programas y proyectos sin consulta previa. Por los problemas latentes en nuestros territorios, como la tala inmoderada de árboles, en muchas de las ocasiones se ha pedido que los funcionarios hagan su trabajo y supervisen estas licencias o monitoreen ya que se trata de las funciones del INAP pero no lo hacen.
– Por el contrario, han recibido amenazas…
– Sí. Por eso, no vamos a permitir más licencias o concesiones forestales en el departamento. Y dado que el INAP no respeta las decisiones de las comunidades, exigimos su retiro inmediato de los bosques del kíche´ ya que a raíz de su presencia hemos tenido muchas secuelas ambientales. Y no sólo eso, sino que ahora la problemática es la conflictividad que se está generando porque surgen grupos en contra de nuestras vidas.
Exigimos al sistema de justicia y a la Contraloría General de Cuentas una investigación minuciosa y detallada del funcionamiento del INAP porque se está demostrando que hay muchos funcionarios implicados en esta corrupción, se sospecha que están relacionados con las anomalías de las licencias que brotaron últimamente.
Por eso, pedimos con urgencia que se investigue a las empresas taladoras de árboles a las que se les han dado las licencias ya que se sospecha que se relacionan con actos ilícitos y las amenazas que últimamente hemos tenido. Exigimos al Ministerio Público también que haga las investigaciones correspondientes por estas últimas amenazas que hemos tenido sobre todo por el amedrentamiento que sufrimos el 4 de julio pasado donde atentaron contra nuestras vidas y principalmente la mía. Así que estamos aclarando que si algo nos pasa a cualquiera que estamos defendiendo nuestros territorios, y por ende la vida, será responsabilidad del estado de Guatemala y directamente del INAP, vinculado con las empresas y grupos armados que antes hemos mencionado.
Este miércoles estuvimos en la gobernación nuevamente, en el Ministerio Público y la Procuraduría de Derechos Humanos. Llamando a mesa de diálogo, cuando no han hecho nada con los hombres armados que rondan nuestras casas y cuando casi me matan, hasta ahorita me llamaron amenazándome.
Agradecemos la activación inmediata y la solidaridad internacional. Si no fuera por las denuncias realizadas por los medios que nos acompañan, ya nos hubieran matado pues hay muchos intereses millonarios de empresarios, funcionarios corruptos y contratistas, por un lado, y grupos que a su vez generan miedo y generalizan el terror.
2018 | “Que se una pueblo con movimiento feminista es para el sistema lo más odioso”
– La última vez que te entrevistamos te encontrabas en una situación brutal de persecución en tu propio territorio… ¿Nos podrías actualizar tu denuncia?
– Exacto, yo ya vengo de una situación de persecución sistemática y permanente y si bien no bajamos desde el Consejo Indígena del Pueblo K´iche´ las denuncias, yo ya tuve que salir de mi territorio. Inicialmente estuve con un refugio interno, es decir en mi mismo país. Ahí fue cuando llegó Norita Cortiñas y siempre lo cuento porque fue parte de este tejido lindo de la reciprocidad de territorio a territorio con compromiso concreto. Sin embargo, aun afuera, sufrí otro ataque, muy perverso y a mano armada. Lo peor es que con esa persecución yo me tuve que ir a la montaña, pero el ataque continuó con la criminalización.
– A través de los medios de comunicación…
– Sí, hubo toda una campaña mediática en la que reforzaron algo que ya venían instalando: que yo era una terrorista. Sin embargo, esta última vez fue peor porque me acusaban de haber secuestrado a una empresa maderera, al piloto y su copiloto. Además se agravó porque ya estaba la judicialización, donde los medios tuvieron mucho que ver. Presentaron el juicio como una sentencia, me presentaron como una criminal, entonces ya en mi pueblo no se pudo sostener eso porque se metió mucho terror como así también en mi familia.
– Entonces te tuviste que ir…
– Sí. De hecho, yo ya había pedido asilo temporal en el país vasco y había estado previamente resguardada con otras hermanas feministas en Costa Rica porque también nos habían atacado por denunciar lo que pasaba con las niñas incendiadas y asesinadas por el estado de Guatemala. No es casual esa persecución ya que daba cuenta de la articulación que veníamos haciendo desde la Red de Sanadoras Ancestrales del Feminismo Comunitario con el Consejo del Pueblo; y esa fuerza, ese tejido, no les parece: que se una el pueblo, la unión entre el territorio y el movimiento feminista, es para el sistema capitalista neoliberal patriarcal lo más odioso. Es lo peor que les puede pasar. Mi pueblo ahora está en duelo, es un trabajo muy fuerte el que tenemos que hacer, pero no imposible.
El femicidio político de las niñas
No fue el fuego, fue el Estado
El 8 de marzo de 2017, 41 niñas que se encontraban en un hogar “seguro” murieron calcinadas encerradas ilegalmente en una pequeña aula donde se encontraban cumpliendo un castigo tras denunciar violaciones, abusos sexuales, violencias psicológicas y físicas, hacinamiento y comida en mal estado. Además de las 41 niñas fallecidas, la tragedia dejó otras 15 niñas heridas.
De las 12 personas implicadas en la causa sólo dos continúan su pena en la cárcel, el subcomisario de la Policía Nacional Civil, Luis Armando Pérez Borja y la subinspectora de la Policía Lucinda Marroquín. Carlos Rodas, el funcionario de mayor rango fue excarcelado bajo la fianza de 30.000 quetzales (3.300 euros) en septiembre de 2020. Por su parte, sobrevivientes y familiares de las niñas exigen justicia y acusan al estado como el mayor responsable de esta masacre.
–¿Y cómo lo viven con las compañeras de la Red de Sanadoras?
– Todas las que estamos en la red estamos criminalizadas porque tenemos un posicionamiento muy claro. Nosotras trascendemos fronteras con esa mirada anticapitalista con nuestros enfoques sobre la salud y medicina ancestral, los alimentos, los modos y los cuerpos plurales. Por eso han generado una campaña de odio en los propios territorios hacia nosotras, porque venimos de allí. Las operaciones y ataques son de distintas y nuevas formas que hacen mucho daño porque la gente a veces termina formando parte y compartiendo esa opinión sobre nosotras.
Es por eso que la mayoría tuvimos que salir de las comunidades y es lo que también denunciamos. Sufrimos un destierro político y de vida, nos tocaron la raíz porque nosotras estamos muy arraigadas a la espiritualidad, la tierra, la comunidad, el alimento, al agua y fue eso lo que nos sacaron. Hay muchos vacíos en las ciudades, muchos problemas, por eso nos cuesta encontrar territorialidad afuera.
– Y en ese sentido… ¿A quiénes denuncian?
– En principio, al Estado femicida de Guatemala. Luego, al terrorismo de Estado, porque se nota que es frontal la violencia hacia nosotras, las mujeres de los territorios. Pero también a las empresas que tienen nombre y apellido, como la empresa ACS de Florentino Pérez, que ha vedado el derecho al agua a más de 30 mil personas del pueblo Kiché, y así hay diferentes empresas: En, Telefónica. Por eso cuando en Europa me decían que iban a solidarizarse con nuestra lucha, yo les decía que no queremos que expresen solidaridad de Europa, queremos un compromiso porque todas las empresas son europeas, norteamericanas o de otras potencias mundiales. Entonces, hay empresas y hay paramilitarismo y sicariato. Pero también hay oligarquías como los Gutiérrez, por ejemplo, familia que en complicidad con las transnacionales obtienen jugosas ganancias.
– El pasado octubre compartimos unos días con Miriam Miranda de OFRANEH de Honduras, quien participó del 32 ENM en Chaco. Ella nos contó que encontraba un límite en los sistemas de representación democrática, ¿ustedes cómo ven eso?
– El Consejo del Pueblo Kiché ha determinado que la autonomía surge desde los mismos territorios y comunidades. El estado es racista y patriarcal. Los partidos políticos y los gobiernos en esta Guatemala de hoy no son la salida: nos confunden, se dicen de izquierda o utilizan nuestros conceptos, pero vemos que realmente no tienen en cuenta las propuestas emancipatorias de los pueblos; no están ahí. Por ejemplo, en Europa ahora hacen algo que se llama “género y energía” pero esto no cuestiona la contaminación de las hidroeléctricas desde una mirada de género, sino que es darle espacio a las mujeres en esas empresas. No es una respuesta, no ven el problema del modelo de vida. Se trata de un modelo depredador, que ya no aguanta la humanidad, el permanente saqueo y despojo de bienes comunes, agua y aire no puede ser combatido con sus propuestas que son mentirosas, engañan y asesinan. Lo que vemos es eso, lo contrario: ya no hay agua para la vida ni respeto a la tierra. Esto viene muy acelerado.
– A lo largo de estos días realizamos la primera sentencia del tribunal ético popular y feminista a la justicia patriarcal, que también hemos llamado ignorante y analfabeta. Al mismo tiempo, vos estás criminalizada y demandamos al Estado por femicida… ¿Cuál es tu evaluación en relación al proceso del juicio y la justicia?
– En principio, yo no creo en la justicia del Estado de Guatemala, pero el planteamiento de hacer un tribunal ético popular y feminista y plantearle un juicio al sistema de justicia patriarcal es también muy esperanzador. Son caminos que entretejemos fuera del mecanismo de legislación ya que para nosotras no hay leyes porque los códigos que utilizan en el sistema occidental, patriarcal, racista, son diferentes: cuando nosotras hablamos de asamblea, ellos hablan de asociación ilícita, por ejemplo. Son términos muy diferentes, por eso no creemos; pero si el planteamiento de una justicia feminista nos propone un camino hacia un nuevo sistema plural en la red de la vida, es nuestra ilusión. Este no es sólo un llamado a las mujeres, sino a las comunidades, pueblos, territorios; es decir, a la humanidad en sí, porque necesitamos ese planteamiento feminista, que es emancipatorio. Yo tengo una esperanza muy grande porque al no creer en el sistema occidental nos da una fuerza interior para continuar generando autonomía y libre determinación, y por eso es muy esperanzador saber que lo estamos haciendo.
2019 | “Está floreciendo la historia, memoria y sangre de las ancestras con la juventud”
–¿Qué potencialidades encuentran en la construcción de feminismos comunitarios que hoy hacen que enfoquen su lucha desde esa perspectiva?
– Asumimos que somos feministas comunitarias porque lo hemos tejido desde los territorios, desde la sanación y las redes de vida. Nuestras exigencias de justicia y los mecanismos propios de la protección que construimos tienen miradas plurales y diversas. Y es ese camino el que realmente nos ha sostenido: el hecho de que yo esté viva es porque hemos dado una respuesta desafiante a todo lo podrido y lo que está supuestamente tratando de que no existamos. Nuestra respuesta es la vida, la formación, el diálogo de saberes, como así también proceso de conciencia cósmica que está más allá de un Estado Nación.
– Cuando te entrevistamos hace un año, nos compartías la situación de persecución y hostilidad que te llevó al exilio… queríamos saber cómo continúa la situación de tu territorio hoy y cuáles son tus estrategias para mantener ese diálogo permanente con la comunidad.
– Me encuentro en el proceso del caminar otros territorios. Es importante recordar que ese compromiso también se hizo desde asambleario, en el territorio, porque yo al principio no quería salir. No es justo que haya tantos hermanos y hermanas todavía desaparecidas de mi pueblo, estamos en búsqueda de ellas y exigiendo justicia. Entonces no es justo que con todo lo que representa para nosotras, que vivimos el genocidio, volvamos a pasar el exilio; para mí era una situación de tortura psicológica. Por eso se hizo la asamblea donde se acordó que pueda sostener esta expresión de defensa territorial con mi comunidad, pero que mi compromiso pueda ser caminar otros territorios donde se están viviendo otras invasiones de las transnacionales, invasiones imperiales y como así también las expresiones de violencias contra las mujeres y disidencias.
–¿Qué está pasando ahora en los territorios y comunidades ubicadas en Guatemala?
– Lo que está pasando en Guatemala ahora tiene que ver con que el Estado ha sido un referente muy fuerte de opresión. Las estructuras criminales continúan. Por ejemplo, dentro de mi caso, se hizo la investigación en relación a quiénes estaban involucradas y ahora podemos decir que hay redes, ya no hablamos de una red de complicidades. En el juicio que intentamos que se logre, el peritaje que se hizo en la causa de la montaña sobre los seis ataques de asesinato que yo he tenido dan cuenta que hay estructuras criminales vinculadas al Estado. También otras que vienen desde las micro expresiones en las comunidades, otras fundamentalistas vinculadas a las religiones, también a las empresas y a las fuerzas armadas que están vinculadas a las tropas de la seguridad de los narcos y empresas. Esta investigación arroja que hay pactos que tienen estas estructuras y ha llegado a las diferentes expresiones del sistema, el Poder Ejecutivo lanza la presentación de programas de financiamiento a los operadores del crimen y esto está vinculado con los bancos. Por ejemplo, el Banco Mundial ha iniciado una supuesta consulta en mi territorio a favor de las empresas Redmas y Reclus que están sostenidos por el paraguas de las Naciones Unidas y que en Guatemala lo sostiene USAID de los Estados Unidos y una expresión similar vinculada al Estado de Alemania.
Todo esto se está viendo porque siguen los incendios forestales. Se nos acusó de invasores en las montañas; desde mi salida hubo más persecuciones que tienen que ver con un problema que hay en Guatemala: no hay garantías legales de titularidad de la tierra, de forma que nos acusan de invasores. Hay comunidades que fueron atacadas; no sólo hay personas que estamos saliendo, sino comunidades enteras afectadas que tienen que salir del territorio. Lo que más se ataca ahora es en los territorios donde está lo biodiverso y donde hay comunidades que conviven en la montaña.
–¿Y cómo arremete contra la vida de las defensoras de los territorios?
– La modalidad se ha modificado: ya no envían orden de captura a una persona, sino a toda una comunidad. Hay orden de captura para comunidades enteras de 200 o 500 defensoras. Y lo otro, es que hay Estado de Sitio. Tras el llamado “Acuerdo de paz” en el que el Estado no iba a entrar a nuestros territorios, se implementó un toque de queda donde se veda el derecho a reunión, movilización, libre expresión y tiene el poder el ejército a través de la orden del mando superior que es Jimmy Morales. De esta manera, las fuerzas pueden realizar los interrogatorios a través de expresiones muy violentas como torturas. Luego están las injusticias, como el caso de las niñas calcinadas el 8 de marzo de 2017, hay un retardo malicioso en la justicia porque las audiencias de presentación de evidencias se están dilatando y las familias están desprotegidas y muy expuestas a las redes vinculadas a la trata que las atacan.
– Encontramos una matriz de opresión que se repite sobre los cuerpos de las defensoras en muchas partes… ¿Qué significa ese ataque?
– Cuando nos hemos juntado en distintos territorios de Abya Yala y hacemos los análisis de los perpetuadores de los incidentes, de los tipos de ataques, vemos que son parámetros recurrentes. Pero que, sin embargo, existe por otro lado un odio perverso que se genera desde los fundamentalismos que lleva construir una imagen diferente atacándonos a nosotras. Es como atacar el espíritu de la defensa territorial, nos mapearon como nosotras lo hacemos, nos tienen en la mira y vemos cómo los asesinatos, violaciones y encarcelamientos están en todos los territorios.
Cuando he llegado a Perú, México, Colombia o mismo Argentina, con el pueblo mapuche, veo que los pueblos nos estamos defendiendo en todos lados estamos expuestos a los asesinatos impunes, hermanas en las cárceles con expedientes que en su mayoría se caen por su mismo peso ya que no tienen respaldo, pero que sí nos tipifican como criminales. Es eso lo que después es usado desde los medios para señalarnos como peligrosas y eso es lo que le llega a la sociedad; se oculta la raíz del problema y la propuesta emancipadora, no se desmantela la estructura criminal. Considero que se necesitan análisis locales de las estructuras neoliberales macro para comprender esa matriz y cómo repercute en el cotidiano.
–¿Qué puentes o cruces encontrás entre los Feminismos Comunitarios de los que hacés parte con los encuentros y debates que se están realizando en la Argentina? ¿Cómo resuena nuestro Encuentro en otros territorios?
– Lo que está pasando aquí es un esfuerzo bastante esperanzador y profundamente desafiante a los sistemas de opresión, pero también es algo que se teje desde los territorios donde las disidencias están viviendo y generando esa vida, desde una historia invisibilizada, desde un trabajo comunitario plural y diverso. Está floreciendo la historia, memoria y sangre de las ancestras con la juventud. Yo veo después del encuentro del año pasado a este un camino muy profundo, como que de un año caminamos veinte años; una cuenta larga se da porque hay un compromiso de los feminismos que nos han abrazado, que no es un feminismo de privilegios ni de una sola mirada, sino los feminismos que se abrazan con otras agendas, de la salud, la educación, contra todas las exclusiones que están en todos los lugares donde el neoliberalismo ha marcado la muerte.
– En contraposición a esa muerte ¿por qué es importante para ustedes hablar de un feminismo desde el goce y el placer?
– Este proceso viene de una asamblea. Al accionar en la práctica y cotidianeidad del K´iche, vemos que hay leyes, de esas que impuso el patriarcado pre-colonial y como así también el patriarcado occidental, donde nuestros cuerpos siempre fueron botín de guerra. En Guatemala se realizó la práctica de la mutilación y había sido ocultada, nosotras tejimos los saberes desde nuestra propia necesidad de emancipación por los dolores que el genocidio implantó en nuestros cuerpos y territorios.
Por eso reivindicamos el clítoris, no como un proceso aislado, sino en el marco de la asamblea popular de las mujeres, pero también lo llevamos a la asamblea de pueblo y comunidad donde dijimos que queremos liberar el territorio pero también declararnos territorios libres de violencia. La liberación del clítoris es un posicionamiento político y estratégico porque goce y placer es algo que se nos ha vedado de nuestros cuerpos y vida. Siempre sirvió para el otro, para que nosotras no tengamos sentimientos ni lo que genera felicidad, como que no pudiéramos caminar; es una esclavitud en nuestro propio cuerpo. Cuando nosotras reivindicamos el clítoris es porque trascendimos y liberamos la esclavitud desde nuestro ser. Porque a veces llevamos el opresor en nuestros cuerpos y ese opresor que llevamos adentro mucho nos regresa la ley del miedo y del terror en el cuerpo para que sirvamos como mozas colonas, para la servidumbre. Como que nuestro cuerpo es de otro rango, como nos nombró el Banco Mundial. No se nos olvida, no borramos de nuestra memoria cómo caracterizó a la gente en Guatemala: “la gente rescatable o no rescatable”. El pueblo K’iche´ está dentro de lo no rescatable. Cuando nosotras sentimos goce y placer es realmente muy inspirador porque es tener una semilla digna, libre y con justicia. ¡Que así sea!
Esta entrevista hace parte de la serie “Defensoras. La vida en el centro”, un trabajo conjunto de Marcha Noticias y Acción por la Biodiversidad, editado por Chirimbote, con apoyo de la Fundación Siemenpuu.
Las entrevistas fueron realizadas por Camila Parodi durante los años 2016, 2018 y 2019.
Edición: Laura Salomé Canteros, Camila Parodi y Nadia Fink.
Ilustraciones de Ximena Astudillo.
Fuente: www.biodiversidadla.org
Last modified: 09/03/2022