Written by | Panamá

Agosto es mi mes inicial, el mes de mi primer nacimiento. Además, es un mes en que muchos hechos de mi vida, de la aldea y del mundo, me “tatuaron” muy fuerte.  Nací un 9 de agosto, en una de las 366 islas de la Comarca Guna, y al día siguiente papá y sus amigos sembraron mi cordón umbilical y una semilla de un árbol frutal, cumpliendo el primer ritual guna para el crio que llega al mundo. Otro agosto, pero muchas lunas después y en otro continente, Alice y yo intercambiamos anillos, miradas, besos y caminos. Y ambos seguimos naciendo y renaciendo cada agosto.

Ilustración de Ani M. Ventocilla King
Ilustración de Ani M. Ventocilla King

Fue en un agosto de 2002 que recibí un correo triste desde mi querido Sur, que me contaba que papá había fallecido. Y su cuerpo quedó sembrado en el generoso bosque de la aldea, cerca del mismo lugar donde un día él sembró mi cordón umbilical.

Agosto me recuerda también las bombas atómicas lanzadas en dos ciudades de Japón por el ejército norteamericano, en la segunda guerra mundial.  Hiroshima (6 de agosto) y Nagasaki (9 de agosto). Y el activismo y la lucha por la paz contra todas las guerras y los militarismos, vengan de donde vengan, que se refuerza en esas fechas. 

El 9 agosto también se conmemora, por designo de la ONU, el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Una ocasión para reflexionar sobre la relevancia histórica y cultural de los pueblos indígenas y sobre sus contribuciones para la conservación de la biodiversidad del planeta. Sin olvidar   la difícil y compleja situación que atraviesan esos pueblos y la necesidad de que se adopten medidas para la protección y promoción de sus derechos.

Y es este agosto del 2021, en tiempos de pandemia y después de muchas lunas, que mi clan se reencuentra: mis dos nietos, mis hijas y sus compañeros, Alice y yo. Cada uno cargando historias, canciones, palabras, gestos y abrazos.  Y sé que serán días de descubrimientos, de alegres sorpresas y nuevas palabras. Dicen que la familia es el lugar donde nombramos el mundo por primera vez.

Y además, familia – me enseñó la tribu – son también las aguas que aprendimos a amar y a sentir, el bosque que nos cuidó y cuida, los habitantes locales que nos cuentan historias… Y la memoria que nos habita!

Cebaldo Inawinapi

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Agosto de 2021

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Last modified: 23/08/2021

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