La República de Panamá registró en el 2020 una caída de su economía de 17.9% según cifras oficiales que generó una tasa de desempleo de 18.5% o sea de 370 mil personas al 31 en el sector formal, aparte del impacto en las actividades informales y de los independientes que perdieron sus fuentes de ingresos.
Con lo anterior según cálculos de centros de investigación no oficiales a la que tenemos acceso los hogares registraron una caída global de sus ingresos en 12%.
Los niveles de pobreza según investigadores del Instituto de Estudios Nacionales se incrementarán al 32% de la población lo que representa un alza de casi 14 puntos con relación al 2019.
La Pandemia si bien tuvo derivaciones económicas su efecto real fue profundizar una crisis que ya estaba en desarrollo desde el año 2015. Con esto quedaron en evidencia todas las insuficiencias y debilidades de un sistema económico centrado en una plataforma de servicios internacionales que en la práctica bloqueo el desarrollo de actividades del sector primario, secundario y de innovación tecnológica vinculado a una mayor diversificación de la estructura económica de Panamá.
Frente a esta coyuntura el gobierno de Panamá decide enfrentarla mediante un agresivo endeudamiento externo como medio para sostener las finanzas públicas que llegó a representar el 69.8% del PIB. Ejecuta un programa de transferencia de fondos a través del denominado bono solidario a la población de 120 dólares que es insuficiente y programas limitados de apoyo a las pequeñas empresas a través del sistema bancario.
Los hechos están demostrando que el gobierno debió definir una renta básica de emergencia por un monto cercano a la canasta básica de alimentos que oscila entre los 300 a 400 balboas mensuales para todas las personas que perdieron su empleo y sus ingresos ya sea como informales y como independientes. Igualmente debió haber ejecutado medidas efectivas para apoyar a las pequeñas empresas que cubren más del 75% del empleo formal. Existen muchas formas a través de políticas económicas y medidas financieras realistas para posibilitar lo anterior
Los hechos también están demostrando que nuestro país debe diversificar sus relaciones económicas internacionales y no centrarse en el Fondo Monetario Internacional dominado por EU. Panamá debería incrementar sus relaciones con la región Asia Pacifico y no centrarse solo con los EU. Nuestro país incluso debe revisar el carácter dolarizado de su economía que es uno de los factores que no permiten enfrentar con efectividad esta emergencia.
Es obvio con todo lo anterior que los efectos de esta crisis complicada y agravada por la pandemia obligan a nuestra sociedad a acometer en los próximos años una reestructuración total de la economía, la política y de las instituciones que rigen nuestro país y que de paso a una sociedad más justa y equilibrada. Esta emergencia económica y sanitaria que afecta a Panamá durará varios años y esta realidad nos obliga ejecutar políticas equivalentes a una economía de guerra.
Por: Miguel Ramos Estrada. Economista panameño
Last modified: 14/06/2021