Por: Julieta González
Fotografía: Diario El Universo
Luego que el Consejo Nacional Electoral oficializara las dieciséis candidaturas para la presidencia del país, nuevamente se presentan las momias políticas, ex militares decadentes, banqueros cínicos, y oportunistas que pescan a río revuelto. Y para darle diversidad a la carrera por la banda presidencial, también participan músicos, pachamamistas y migrantes, todos con sus equipos que buscan curul en la Asamblea Nacional.
Cada uno de los presidenciables han llevado a cabo sus campañas por todo el país, compartiendo sus propuestas y planes para el gobierno. Sin embargo, en el debate organizado por el medio privado TVC, fue donde las y los ecuatorianos pudimos dar cuenta de la nula capacidad de cada uno de ellos para gobernar. Este espacio se convirtió en un circo vergonzoso, donde hablaron mucho y dijeron poco.
Para empezar, el debate mismo fue un espacio donde los organizadores no se tomaron la molestia de cuestionar las propuestas de los candidatos, y en un minuto y medio cada uno de los presentes dejaron en evidencia sus limitaciones.
Por ejemplo, en la primera jornada del debate, Isidro Romero del movimiento Avanza y ex dirigente del equipo de fútbol Barcelona SC, inició su intervención acusando al banquero Guillermo Lasso de ser un “muchachito malcriado” por no haberlo saludado. Mientras que Lasso prometió sacar a los ecuatorianos de la pobreza con inversiones financieras, sin embargo, su propuesta quedó vacía por falta de sustentos que se ajusten a la realidad del país.
La gran ausencia en este espacio fue Andrés Arauz, sucesor oficial de Rafael Correa, quién a propósito, en su campaña electoral propone “impulsar una minería a la inversa” es decir, sacar oro de los celulares, para evitar la explotación minera, sí, así como lo leen.
En la segunda jornada de debate, hubo más sorpresas: otro de los flamantes candidatos, Juan Fernando Velasco, recitó la letra de su canción “Yo nací aquí” como argumento para ser mandatario.
Mientras que Ximena Peña, la única mujer que figura entre los candidatos, y representada por el movimiento Alianza País (lista 35), proclama públicamente que nada tiene que ver con el ex mandatario Rafael Correa, a pesar de haber sido asambleísta migrante en la circunscripción de Estados Unidos y Canadá, por dos períodos cuando Correa gobernaba al país. Pero estratégicamente se quedó con Lenin Moreno, luego del quiebre del partido.
Otra ausencia palpable fue la del candidato Yaku Pérez, por el movimiento Pachakutik, quien en una desatinada declaración propuso exportar barriles de agua, en lugar de petróleo, si bien, no se presentó al debate, está muy activo en la red social tik tok bailando al ritmo de una trend song.
Habrá que preguntarse si Arauz y Pérez tuvieron miedo de meter la pata y quedar expuestos como los demás candidatos.
Este debate fue un insulto a la inteligencia de las y los ecuatorianos, los discursos demagógicos y propuestas vacías forman parte de este negro panorama en la política ecuatoriana. Ninguno de los presidenciables representa a nadie, y eso se constató en la pobreza de sus ideas, argumentos y planes de gobierno.
Ecuador está en una profunda crisis: pandemia, desempleo, amplio endeudamiento con el FMI, y a esto se suma otra plaga, la de los políticos que buscan a toda costa captar votos para llegar a la presidencia.
Es un castigo obligado ir a sufragar en el próximo mes de febrero, a sabiendas de que no hay esperanzas de un cambio con esos candidatos de terror. Como dice el vox populi: “Votemos por el menos peor”
Last modified: 12/01/2021