Economías a pique, pérdidas de millones de empleos, instituciones débiles y sistemas sanitarios operando a su máxima capacidad, han convertido la crisis provocada por la covid-19 en una pesadilla para América Latina y el Caribe.
Para este martes, la región, que ya desde finales de mayo era el epicentro de la pandemia, oficialmente superó a Europa y Estados Unidos en número de contagios.
“La semana pasada, EE.UU. reportó poco menos de la mitad de los casos en la región, mientras que América Latina y el Caribe registraron más del 50% de los casos, y solo Brasil reportó alrededor de un cuarto de ellos”, alertó esta semana Carissa Etienne, directora de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La región ha visto empeorar su situación de manera dramática sin que esto represente una segunda ola de contagios, sino una extensión de la primera ola que hasta la fecha no ha sido contenida.
Con 3,023.813 casos y 130,000 muertos hasta el momento, todas las estimaciones apuntan a un agravamiento de la situación socioeconómica, por tanto más inestabilidad política y menos margen de maniobra de los gobiernos para controlar el brote.
De acuerdo con un informe presentado este jueves por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, el organismo prevé la contracción del PIB en un 9.1%, hecho que calificó como “la mayor recesión económica en 100 años”.
En tanto que, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), habla del 20% en pérdidas para las exportaciones y remesas. Esto se traducirá en que, solo este año, unos 45 millones de personas terminarán en la pobreza, haciendo un total de 230 millones. En su mayoría los más golpeados históricamente, y en precariedad mucho antes de la pandemia: las mujeres, los pueblos afrodescendientes e indígenas.
La región está pagando un precio alto por la falta de inversión en servicios sanitarios. Según cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), para 2019 un 30% de la región no tenía acceso a salud pública y gratuita.
El organismo está preocupado por el desplazamiento del virus hacia regiones más pequeñas y remotas, que carecen de las infraestructuras de salud que se pueden encontrar en las grandes ciudades.
Esto aunado a la escasez de insumos que están viviendo ya algunos países, y el agotamiento de los trabajadores sanitarios que laboran bajo malas condiciones laborales y no en pocas ocasiones con protección insuficiente.
De mantenerse la tendencia, datos del Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington proyectan que para inicios de octubre se registrarán más de 438 mil muertos en la región. Cálculos proyectados en el supuesto de que las autoridades mantengan las medidas de mitigación, de lo contrario, el panorama podría ser mucho peor.
“Si se relajan las medidas preventivas, estamos estimando que para la región de Latinoamérica y el Caribe habrá alrededor de 900,000 muertes al 1 de octubre”, señaló en una entrevista para BBC el doctor Rafael Lozano, director del IHME.
Panorama y cifras
Propio de una región heterogénea, cada país enfrenta la covid-19 en condiciones distintas en un escenario común, aunque con resultados variados hasta inicios de julio.
Casos destacados son los de Ecuador, México y Chile, tres países que en 2019 estuvieron marcados por crisis institucionales o estallidos sociales. Ahora están en la cresta con los indicadores más altos.
Con 62,380 casos y 4,873 fallecidos, Ecuador ya enfrenta el posible colapso de sus hospitales en la capital; una situación que ya ocurrió en la ciudad de Guayas y Guayaquil, donde se volvió común encontrar cadáveres en las calles tras el desborde de las morgues.
En medio de la crisis, el actual presidente, Lenin Moreno, sufrió la tercera renuncia en su Gabinete en menos de una semana, tras la salida de su jefe de Comunicaciones, el canciller y su vicepresidente. Moreno ha sido duramente cuestionado por el manejo de la crisis y la opacidad en las cifras.
México, cuyas autoridades implementaron medidas de confinamiento de manera tardía en comparación con sus pares, suma 268,008 contagios y 32,014 muertes; unas cifras que ya superan en números absolutos a España e Italia. Al mismo tiempo, los carteles del narcotráfico han aprovechado la crisis para afianzar su poder regional ante un gobierno cada vez más vulnerable por la pandemia.
En países como Chile (306,216 casos / 6,682 fallecidos), Colombia (129,000 / 4,527) y Argentina (80,447 / 1,582) han endurecido o extendido el confinamiento, mientras que Guatemala (25,411 / 1,004), Honduras (25,978 casos / 694), República Dominicana (40,790 / 842) y El Salvador (8,844 / 243) empiezan a dar señales de colapso de los sistemas de salud en algunas zonas.
Pero si hablamos de los peores números latinoamericanos, la lista la encabeza Brasil, el primero en la región y el segundo afectado del mundo con 1,688,589 casos y más de 67,141 defunciones. Precisamente el presidente del gigante suramericano, que durante meses minimizó la pandemia y obstaculizó el trabajo de los gobiernos locales rechazando las cuarentenas, dio positivo por covid-19 este martes.
El segundo con más contagios, unos 313,000 contagios, es Perú cuya cantidad de fallecidos asciende a 11,113.
Países como Cuba (2,395 casos / 86 fallecidos), Costa Rica (5,836 casos / 25 fallecidos) y especialmente Uruguay, con 974 contagios y solo 29 muertes, han tenido un mayor éxito en la mitigación de la enfermedad; los tres tiene como denominador común un sistema de salud público y universal.
Con respecto a Panamá, este se ubica como el más afectado por la covid-19 entre las naciones centroamericanas y caribeñas: 41,251 contagios y 819 decesos hasta el 8 de julio. Igualmente es el país con más casos nuevos por número de habitantes.
Por: Juan A. Cajar B.
Last modified: 11/07/2020