Corría el año de 1986 cuando el sociólogo alemán Ulrich Beck lanzaba su obra “La sociedad del riesgo: Hacia una nueva modernidad”. Dicha obra tuvo un gran impacto en el mundo académico, pues resituaba al mundo occidental dentro del nuevo proceso de transformación que vivía el sistema.
Y es que según la teoría de Beck, esas coordenadas que marcaban tradicionalmente las fronteras de la desigualdad, basadas en las estructuras, habían cambiado y estaban siendo profundamente alteradas producto de procesos fuertes de fragmentación social, familiar, individualización como resultado de los cambios dados por la globalización y su proceso técnico – económico.
El riesgo empezaba a “democratizarse”, por lo que podía afectar a personas pertenecientes a grupos que en determinado momento mantenían condiciones vitales estables y seguras; no así los riesgos dejaban de ser mayores para quienes mantenían condiciones vitales más precarias.
Lo más relevante de la teoría de Beck es que muestra el inicio de la segunda modernidad y cómo esta empieza a desplazar conceptos viejos de la primera; conceptos obsoletos que ya no podrían explicar lo que ocurría.
Ante la pandemia de COVID-19 en Panamá y el mundo, ejemplificamos lo que Beck nos mostró en los ochentas: Una sociedad de riesgo en la que todos los grupos sociales, en franca “democratización”, están expuestos. Desde ministros, directores de entidades financieras, políticos, deportistas, actores y figuras de la farándula han sido víctimas del nuevo coronavirus; sin embargo tal como lo expone Beck en su teoría, siguen siendo los grupos más vulnerables en las estructuras sociales quienes hoy están siendo los grandes sacrificados ante la tempestad de un virus nuevo, de sistemas de salud ya colapsados y de gobiernos que una vez más plantean su visión de mercado por encima del bienestar social, anunciándonos por ejemplo en Panamá, que los pagos sobre préstamos, hipotecas o cualquier empréstito no pueden ser suspendidos, por lo que la campaña #QuédateEnCasa se convierte en una quimera de clase, en un privilegio de unos pocos, ya que quienes dependen de la venta de su fuerza de trabajo o del llamado cuentapropismo (40% de informalidad en nuestro país) como único medio de subsistencia deberán salir a buscar la forma de generar recursos para mantener ellos y sus familias, por ende estarán más expuestos a ser contagiados y también a ser foco de contagio.
Empero señala Beck, que la expansión de los riesgos no rompe la lógica del sistema capitalista, sino que lo eleva a un nuevo nivel, los riesgos de la modernización están al nivel de un big busines.
Ante una situación de riesgo o incertidumbre impredecible por el COVID-19, los precios de enseres de salud y alimentos han aumentado, se empieza a hablar de escasez por ende de especulación;muchas empresas dedicadas a la producción de bienes complementarios, ahora han descubierto el negocio de la década, producir gel alcoholado o similares; todo bajo la lógica de un discurso de agradecimiento por tan noble gesto.
Sin duda alguna, la teoría de Ulrich Beck nos permite develar un primer momento de la crisis latente con la llegada del riesgo del coronavirus a Panamá.
Por: Ilena Corea. Dirigenta e integrante de la organización estudiantil Pensamiento y Acción transformadora PAT
Fotografía: Erick Marciscano
Last modified: 30/03/2020