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Latinoamérica y el caribe, en los últimos meses ha estado convulsionando por protestas en rechazo a los ajustes económicos y políticas injerencistas de las instituciones financieras internacionales (FMI, BID, otros). Los gobiernos además de no resolver los problemas económicos, sumido en la corrupción y desigualdad social. Nuevamente impulsan dictámenes bajo discurso desarrollistas, bajo la falacia que las izquierdas no solventaron la cuestión social.

Sin embargo, la inestabilidad emocional del presidente Donald Trump, y lacayos serviles que impulsan en el continente aquella imposiciones económicas, es producto de un modelo de desarrollo inoperante, en que la acumulación de riqueza y mala distribución a las necesidades de los pueblos, circulan de manera espiral bajo el neoliberalismo.

Escenas vividas en Ecuador, Haití, Chile, Argentina y Brasil. Representan una política neocolonial y fascista, cuyas expresiones las observamos en la censura de los medios de comunicación a divulgar el rechazo generalizado contra los ajustes, la militarización de territorios para uso extractivista, la criminalización a defensores de los bienes comunes, represión y muertes.

Actualmente, organizaciones sociales y pueblos, se unen más en contra de esta arremetida de la derecha, y su propaganda mediática. Rechazando una nueva guerra fría a través de la dinámica tecnológica e internet. Ya que sus medios masivos como la televisión al servicio del capital empresarial, ha sido rebasado por las redes sociales digitales, que directamente utilizan los ciudadanos para denunciar y rechazar las violaciones a los Derechos Humanos. Como también, los fake news y falsos positivos, que hacen creer masivamente que la izquierda o sectores sociales organizados son el eje del mal que imponen la pobreza y dictaduras.

La crisis económica que embarga a nuestro continente, no fue adquirida por los pueblos, sino por los propios gobiernos por ajustarse a los lineamientos financieros amparados por organismos internacionales fracasados como la Organización de los Estados de América OEA y el grupo de Lima.

La propuesta colectiva social, que a través de la solidaridad y autonomía populares se comparte entre sectores de mujeres, trabajadores, afrodescendientes, juventudes, artistas y demás fuerzas sociales, es ante todo el respeto a los principios e integridad como pueblos. El reconocimiento a la autodeterminación de los pueblos, en todo el ejercicio de los Derechos Humanos, la libertad de pensamiento y la soberana toma de decisión popular.

Los pueblos aspiran a modelo de vida justo y ecológico, fuera del extractivismo generador de la crisis climática y ambiental. Cuya acción descansa sobre la equidad de género, el respeto a las tradiciones ancestrales hasta la praxis ecuménica que ahoga por el amor y fraternidad fuera del fanatismo y mercado de la fé.

Queremos un ambiente sano sin lucro, salud sin distinción de clase social, una autentica educación con valores y amor a la matria y patria. Queremos, viviendas dignas fuera de la especulación inmobiliaria. Queremos una cultura de paz con justicia social. Queremos una libertad responsable sin imposiciones mercantiles. Un mundo cuya productividad sea en base a una economía solidaria  popular sin patriarcado. Queremos otro continente justo y mejor. 

Redacción Radio Temblor Internacionales

Fotografía: Barrio de Barbosa, Cuba. En el marco de la Jornada antiimperialista de Solidaridad, por la Democracia y contra el Neoliberalismo. 1 al 3 de noviembre de 2019. Convocatoria de organizaciones sociales contra el bloqueo a Cuba y ante el neoliberalismo que asecha a Latinoamérica y el Caribe.

Last modified: 02/11/2019

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