Hasta ahora, no había entendido el significado de las palabras “levantamiento indígena”, pese a haberlo estudiado, no había logrado ver todos los sentidos que estas palabras juntas tienen en la cultura política ecuatoriana. La colectividad es una de ellos. Se levanta uno, se levantan todos! Las comidas, las protestas, las caminatas.
Familias enteras viajan incluidos niños, que al ser parte de esta colectividad vienen también, inundan la ciudad como una marea de colores en bloques rojos, algunos otros negros, algunos con chalinas brillantes, distinguen los diferentes pueblos de la sierra ecuatoriana. Casi todos con sombreros de colores obscuros hombres y mujeres de los distintos pueblos los usan.
La ciudad de Quito es parte de ese sentido comunitario, algunos ecos de su pertenencia indígena, sobreviven y se miran cientos, de personas que donan alimentos y montañas de ropa para las personas indígenas que llegan, los he visto trabajar cocinando, cuidando a los guaguas, acompañando expectantes. Las universidades vuelcan su labor para esos pueblos marginados que vienen y han abierto sus puertas como un refugio.
Pero también existe el otro rostro de la protesta, sobrevive un racismo clavado en lo profundo de la sociedad, pero éste aflora solo en momentos en los que se interrumpe la cotidianidad con un levantamiento indígena y la anhelada blanquitud de la cd. ” Carita de Dios”, se ve confrontada por la existencia activa de los pueblos y nacionalidades indígenas, es entonces, que algunas personas y sectores comienzan a tildar y descalificar a estos ” indios” adjetivos tales como: violentos, como si esta violencia fuera irracional y voluntaria, sucios por lo que se hace un llamado a ” limpiar la ciudad, pintar los muros del hermoso centro histórico” patrimonio mundial, pero nada dijeron cuando el fraudulento metro, afectó el convento del Carmen, ni cuando derrumban las casas patrimoniales para construir horribles edificios …ni las marchas feministas que pintaron el centro histórico, pero urbanas al fin, les han merecido este sentimiento de cívica y limpieza. No será que quieren limpiar de indígenas la ciudad?
Se cuestiona el sentido comunitario de la protesta, ayer un taxista me decía que todo lo que les ha pasado incluidas las muertes, “bien hechito” pues para qué vienen, para qué traen a sus niños? Si no quieren asfixiarse y ponerse en riesgo que se queden en sus pueblos, yo me preguntó: con quién, pues no solo sus padres, sino su comunidad viajó también.
Y por supuesto, la fórmula que ha funcionado durante siglos, el cuestionamiento por el ser sujeto autónomo y políticos de las sociedades indígenas. Se habla de que son manipulados por Correa, por la ONG’s como si este acto de levantarse para protestar fuera resultado de un agente externo. Hay un ventrílocuo que piensa políticamente por ellos, y éste, es por supuesto blanco, mestizo o extranjero. No les recuerda esto las discusiones sobre la existencia o no de las almas de indios después de la conquista? Fórmula mil veces repetida y repetida una y otra vez cada que los indígenas se levantan y protestan.
El calificativo indígena manipulado también vuelve a este sujeto en ser genérico y homogéneo ” todos los indios son iguales” . Una de las grandes virtudes de esta irrupción india en la ciudad moderna, es que nos obliga a transparentar lo que somos, la violencia estructural de la que el racismo re editado es parte. Vale cuestionarnos nuestros propios sentidos de ciudad, de ciudadanía, y de protesta. Es de hecho un ejercicio urgente.
Y en lo personal yo le agradezco esto al movimiento indígena por obligarnos a tomar postura, ya sabemos de qué lado de la Historia estamos !!!
Por: Elena Gálvez. Historiadora y socióloga. Activista por los Derechos humanos y de la naturaleza. Miembro del Colectivo Yasunidos y del Laboratorio de Activismo Social
Last modified: 18/10/2019
Elena Galvez, gracias por este texto que resume mucho de lo que pensamos y sentimos esos horribles días de octubre. Un abrazo desde Madrid.