El día 5 de mayo, a las 7 p.m., ya sabremos quien ganó las elecciones presidenciales. Muchos estarán felices y otros tristes.
Estarán felices los que votaron por el candidato ganador, pero los juega vivos que nunca dijeron por quién iban a votar, ese día exclaman públicamente, “ viste, te lo dije, yo sabía que iba a ganar.”
Pasados los días, de los que perdieron, algunos se pasarán rápidamente al bando ganador, incluso funcionarios del gobierno saliente, con la esperanza de quedarse en los mismos cargos. En algunos casos lo logran. Es la misma gente en su propio ambiente.
Al darse a conocer los primeros nombramientos, los elegidos se sentirán felices y defenderán a su gobierno, los que no son nombrados, empiezan a perder las esperanzas y en algunos casos, inician las críticas a su propio gobierno.
Poco a poco se van desencantado por los designaciones y por las decisiones de los nuevos gobernantes.
Al cabo de un año y medio aproximadamente, se verán en algunos automóviles calcomanías, con las leyendas YO NO VOTE POR EL, al unísono veremos las críticas e insultos contra dirigentes del movimiento popular y organizaciones populares, que pese a que están en la calle defendiendo los derechos del pueblo, los desencantados del nuevo gobierno, molestos porque no los han nombrado o sus aspiraciones personales no son consideradas, no escatimarán esfuerzos para descalificarlos, insultarlos e incluso, injuriarlos.
Por eso es importante que el movimiento popular y los sectores patrióticos y progresistas, independientemente de que candidato neoliberal, “ gane ” las elecciones del 5 de mayo, desarrolle acciones dirigidas a consolidar esas organizaciones y luchar por la unidad, ya que el nuevo gobierno continuará con las políticas de hambre y miseria, contra el pueblo panameño.
El proceso electoral ha permito al pueblo panameño, aunque muy superficialmente, conocer otras propuestas, escuchar otras voces.
Por lo contrario, las series de irregularidades y medidas discriminatorias, alejadas de la justicia, la democracia y la transparencia, han demostrado que el sistema electoral panameño, con un Tribunal Electoral permisible a esas acciones cuestionadas por la sociedad y la Fiscalía Electoral, que no persigue los delitos y faltas electorales, ha permitido que salga a flote, la descomposición de las instituciones panameñas, sobre todo, en materia electoral. Son muchas las voces que señalan públicamente sus descontentos con las campañas de algunos candidatos y partidos, por las pobres ofertas electorales que presentan al país, prevaleciendo el clientelismo y las falsas promesas.
Al pueblo panameño, ante este panorama desesperanzador, sólo le queda luchar, por la protección y defensa de sus derechos.
El sufragio es un derecho y un deber, por lo que debemos acudir a las urnas y votar por los candidatos que representan los verdaderos intereses del pueblo, siendo realistas que los neoliberales volverán a controlar los órganos de poder del Estado, pero es importante lograr algunos espacios o cuotas de poder y utilizar la campaña electoral, para educar, informar y organizar a los sectores progresistas y dar a conocer propuestas, que respondan a las necesidades de la población.
A derrotar las políticas neoliberales del actual y del nuevo gobierno, esa debe ser la consigna de quienes queremos y luchamos por una democracia incluyente y participativa, donde sea el pueblo, quien decida su propio destino.
A impulsar la Constituyente Originaria, para refundar la Nación y construir una patria, para todos y todas.
Porque un mundo mejor es posible.
Prof. Raúl González R.
Céd.9-85-755
Last modified: 05/05/2019