Los negacionistas del cambio climático provocado por el hombre suelen citar a la llamada “Pequeña Edad de Hielo” como uno de los argumentos para defender la hipótesis del origen natural de los cambios en el clima. La Pequeña Edad de Hielo, como se la denomina para diferenciarla de las grandes glaciaciones, comprende un período entre los años 1350 a 1850 aproximadamente, donde se registró una disminución significativa de la temperatura media global respecto de los cinco siglos anteriores. El planeta venía de un período conocido como el “Óptimo Cálido Medieval” y ambos procesos han dado lugar a que los llamados “escépticos” o “negacionistas” deduzcan de allí, entre otros factores, el origen natural del cambio climático actual. El calentamiento que hoy estamos viviendo, aducen, provendría de un nuevo ciclo de mayor actividad solar y no de la actividad humana.
Hasta ahora las hipótesis explicativas de la Pequeña Edad de Hielo apuntaban a una reducción de la actividad solar y un aumento de erupciones volcánicas que habrían provocado nubes de cenizas que limitaban la entrada de la radiación del sol. Sin embargo, hace pocos días fue publicada una investigación del University College de Londresi, que explicaría que también la Pequeña Edad de Hielo fue resultado de la actividad humana. Y de una bastante más despiadada que la combustión de fósiles o la deforestación.
Alexader Koch, autor principal del estudio, en realidad estaba preocupado por la definición del inicio del Antropoceno, nombre que la comunidad científica ha propuesto como sucesor del Holoceno (la época actual del período Cuaternario en la historia terrestre) debido al significativo impacto global que las actividades humanas han tenido sobre los ecosistemas terrestres. Koch se había encontrado con una investigación que vinculaba un descenso en el dióxido de carbono atmosférico siglos atrás debido al aumento de carbono secuestrado en la tierra. Si la colonización de América fuera responsable de este proceso, como otros lo habían sugerido, entonces ese evento sería un buen candidato para establecer el comienzo del Antropoceno.
Los autores hallaron en su proceso de investigación que fue la “Gran Muerte de los Pueblos Indígenas de las Américas” lo que contribuyó significativamente al enfriamiento del planeta en ese período. Había algunas hipótesis previas de contenido similar, que asociaban la influencia de la peste negra y la consiguiente despoblación de Eurasia con ese fenómeno y los investigadores del College se preguntaron qué influencia pudo haber tenido también la despoblación en América.
La llegada de Cristóbal Colón a las Bahamas en 1492, marca el inicio de uno de los mayores genocidios de la historia. A la muerte por espada, trabuco y tortura, se sumaron las epidemias y enfermedades que causaron la aniquilación de la mayoría de la población indígena y consecuentemente de los que irían a vivir durante el siglo siguiente.
El uso de la tierra por parte de los indígenas se había generalizado antes de la llegada de los europeos, particularmente en México, América Central, Bolivia y los Andes, donde se practicaban terrazas y agricultura de regadío, y en casi toda la Amazonía, donde diversos usos de la tierra precolombina dejaron su huella en la composición de los bosques contemporáneos del Amazonas. Por lo tanto, aquella aniquilación de los pueblos indígenas americanos llevó a una reducción en el uso agrícola de la tierra. Los campos y las áreas en barbecho habrían producido una revegetación que aumentó las reservas de carbono al revertirse a estados anteriores similares. De hecho la reforestación de tierras degradadas es hoy una de las medidas que se están tomando en todo el mundo para revertir el calentamiento global.
La captación de carbono en las tierras abandonadas después de la conquista europea puede haber sido lo suficientemente grande como para reducir el contenido atmosférico de CO2. Los registros del núcleo de hielo en la Antártida de la concentración de CO2 en la atmósfera muestran una disminución anormalmente grande de –7–10 ppm (partes por millón) a partir de la década de 1500. El análisis de los datos recogidos muestra que esta anomalía se debió a un aumento de los sumideros de carbono terrestre. Por lo tanto, la captación de carbono que se cree que se produjo después de la llegada de los españoles a las Américas puede haber reducido los niveles de CO2 en la atmósfera y haber contribuido a la aparición de la Pequeña Edad de Hielo.
La disminución en la concentración atmosférica global de CO2 a fines de los años 1500 y principios de 1600 redujo globalmente las temperaturas del aire en la superficie en 0,15 ° C, y los científicos que se embarcaron en esta investigación querían averiguar si ese cambio de temperatura había sido por causas naturales o fue el resultado de la despoblación a gran escala producida en América.
Según el estudio, 55 millones de indígenas murieron durante los primeros años de la conquista española a partir de 1492. Esto llevó al abandono del cultivo de unas 56 millones de hectáreas de tierra en las cuales hubo una regeneración de la vegetación que absorbió 7,4 GtC (gigatoneladas de carbono) eliminándolas de la atmósfera. Considerando los procesos de retroalimentación, los investigadores concluyen que esto contribuyó entre el 47% y el 67% de la disminución del CO2 atmosférico entre los años 1520 y 1610. Como se dijo antes esta disminución ha sido estimada entre 7 y 10 ppm de CO2 según los registros efectuados en base al núcleo de hielo antártico y se corresponden con un valor de entre 15 y 22 GtC en la atmósfera.
Estos cambios, dice el estudio, muestran que la Gran Muerte de los Pueblos Indígenas de las Américas (como denominan los autores al genocidio) debe ser considerada una parte fundamental para una explicación completa de la disminución anómala en el CO2 atmosférico en ese momento y la disminución resultante en las temperaturas globales del aire en la superficie.
Sin duda, este no es el impacto mayor que tuvo la llegada de los europeos a las Américas, ni es la peor de las consecuencias del devastador período de la conquista. Pero esta investigación nos advierte que las acciones humanas también tuvieron un impacto global sobre el cambio climático mucho antes de la Revolución Industrial. La masacre de los pueblos indígenas americanos tuvo un impacto detectable tanto en el CO2 atmosférico como en las temperaturas globales dos siglos antes que se encendiera la primera bomba de vapor en las minas inglesas.
Por: Gerardo Honty. Investigador de CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social).
Last modified: 30/04/2019