La mayor parte de la población del país está constituida por jóvenes. El sector juvenil es uno de los más vulnerables a las tensiones y conflictos de la sociedad. Este escenario permite que cada cinco años la política formal, es decir, la que fricciona por el poder a la hora de los comicios, se aproveche de la problemática juvenil para seducirlos y ganar sus votos, sin entender la realidad juvenil en todos sus contextos.
La juventud no es un sector social cristalizado y atomizado, sino polisémico y cambiante, como anota José Manuel Valenzuela. Las identidades juveniles son edificaciones sociales y culturales históricamente situadas y significadas. La juventud se funda desde diversas articulaciones de la realidad social. Son construcciones heterogéneas y muy susceptibles.
Persiste la constante de ver a los jóvenes desde una mirada utilitarista o amenazante que no corresponde con los horizontes juveniles. Prueba de eso son la falta de políticas públicas que permitan la participación social de los jóvenes. Por el contrario las políticas existentes tienden a ser represivas o punitivas, porque se tiende a satanizar el universo juvenil.
No todos los jóvenes son perversos o están descarriados. De hecho, se evidencia preocupaciones en la mayoría que exige espacios de convivencia y de encuentros pacíficos, que pide fin a la corrupción, que busca “hacer algo”, ya sea por el otro, por la cultura o por el medio ambiente. Sus inquietudes van más allá de tener solo un empleo; también son solidarios, sensibles y cooperativos.
Para conocer las demandas y el universo que define el significado de la vida de los jóvenes es importante conectarse con sus identidades y su cultura. Puede que no entendamos sus modas, sus gustos y sus ideas de la realidad; pero comparten con nosotros las mismas preocupaciones de esa misma realidad donde existen pocos referentes positivos.
Los jóvenes constituyen formas de participación política y ciudadana que sirven para redefinir estrategias de políticas sociales y generar información solvente que puede ayudar a identificar conflictos, a cuidar lo que realmente importa y, al mismo tiempo, resolver problemas comunes. ¿Atenderán esto los políticos?
Por: Carlos Fong
Last modified: 07/04/2019