Unos pasos pacientes acompañan un uniforme blanco, de cuya bata sale una mano que saca un pañuelo e intenta limpiar el chorreo de una taza de café que besa aquella sonrisa amplia y armoniosa. Dichos pasos contrastan con los de Luisa, Jacinta, incluso los míos. Cada una de nosotras acudimos apresuradas la mañana de este 21 de enero de 2018 al Hospital Santo Tomás para realizarnos unas pruebas de laboratorio. Siete meses de embarazo pesan más a las seis de la mañana, se juntan con el sueño, la debilidad que provoca el ayuno y las patadas ansiosas de mi bebé que no sabe de esperas. La sala vacía anunciaba la mala noticia en la voz de una página ocho y medio por once, en posición vertical, a mayúscula cerrada y en letra Times New Roman, que frenan de inmediato nuestros patines de huesos: “SE LES COMUNICA A TODOS LOS USUARIOS QUE DURANTE LA SEMANA DE 21 AL 25 DE ENERO NO SE ATENDERÁ PACIENTES AMBULATORIOS DEBIDO A LA JMJ”.
Sin duda, Panamá es en estos días el foco mundial debido a la recepción de cientos de miles de jóvenes que acuden a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), evento para el cual se ha desplegado una logística e inversión sin precedentes. Esta política de puertas abiertas para el mundo ha tenido debilidades, una de ellas, la poca escucha y valoración a las afectaciones a terceros; se trata de 1.5 millones de personas que habitan/conviven en la metrópoli. Este lunes 21 de enero fue un ejemplo claro de la incomprensión de la importancia de la atención de salud, mientras decenas de personas no recibían atención ambulatoria y programada en el Hospital Santo Tomás, del otro lado de la ventanilla un conjunto de risas y camaradería acompañaba la actitud del personal administrativo contrastaba con los rostros de desesperanza de quienes insistían en preguntar si era cierto y eran remitidas a sus respectivos Centros de Salud. El viacrucis no terminaba para dichos “peregrinos de la salud”, en la Policlínica de Pueblo Nuevo “Rómulo Roux”, tampoco se estaba atendiendo ningún tipo de consulta, ni citas programadas, vacunaciones, nada salvo emergencias. Los ánimos iban en ascenso por parte de las personas que habían pedido permiso laboral para hacerse exámenes o cumplir con una fecha estipulada, entre ellas embarazadas, adultos mayores y madres con niños recién nacidos, éstos caían en una escena de impotencia, algunos aseguraban “el Papa Francisco no estaría de acuerdo en saber que a niños y mujeres vulnerables se les niega la atención de salud”, otros reclamaban “el criterio de atención de peregrinos extranjeros frente a las necesidades de nacionales es lamentable, somos menos, no cabe duda”. En este escenario la voz a modo de excusa de dos funcionarios del lugar no era la más asertiva ni la que guiaría la resolución del conflicto, puesto que comenzaron por decir que el personal médico no estaba en el lugar, que llamarían a la directora médica, que ni siquiera las vacunaciones se harían y solo dejarían entrar a personas que deberían reprogramar citas y que solo atenderían casos de enfermedad urgente. Prontamente, los presentes evidenciaron que las puertas cerradas resguardaban la tardanza y ausencia de labores del personal administrativo, médico y técnico, pese a que eran casi las 8:00 a.m., y la hora de entrada era a las 7:00 a.m. Al costado derecho del edificio, podía verse llegar a funcionarios con tazas de café, la mayoría sin ejercer ninguna función, era un panorama de relajación institucional.
Ricardo Mejía Miller de la Organización Independientes Pro Derechos Humanos, denuncia que “la llegada de peregrinos a Panamá ha hecho es evidenciar la situación de la población con menos oportunidades y acceso a servicios. Y los gobiernos que vienen post invasión que han hecho una marca muy evidente de las personas que están con privilegios; entonces, con la llegada de estos peregrinos esto se vio en salud, seguridad, se vio en todos los temas la atención que se les dio a estos muchachos que no son responsables de esta situación, pero que si demuestra el tipo de población que estamos teniendo y el nivel de baja educación, es decir, las mismas personas no son conscientes escogiendo gobiernos de este tipo que al final los desprecian”.
El cuchicheo imperaba entre los convocados a solicitar salud en este reconocido lugar de atención, por lo que muchos no comprendían qué pasaba, el por qué no se habían tomado las medidas necesarias para atender casos que de momento no ameritaban suspensión como vacunación, atención de recién nacidos y embarazadas.
No podemos escapar ante la realidad de peregrinar hacia un centro de salud, para ello se desafían las precariedades del sistema de transporte, se debe invertir dinero para llegar a tiempo sin ser víctima de la inseguridad que galopa en las madrugadas, si a eso le sumamos el aspecto de inversión económica en el contexto difícil que atraviesa la ciudadanía en estos últimos años, podríamos decir que es una actitud de valentía destinar fondos a movilizarse para ver frustrado su acceso a la salud. De alguna forma, todos somos peregrinos, porque caminamos, nos movemos en busca de ese algo que nos de bienestar. Es así que somos peregrinos de la salud, del transporte, de la educación, de la seguridad, y nuestro centro de acogida es cada autoridad correspondiente, sin embargo, queda la duda de si estas instancias están conscientes de la responsabilidad que les compete y a la que tenemos derecho.
Olmedo Beluche de la Organización Polo Ciudadano, mencionó “me parece grave que el gobierno de Juan Carlos Varela, deje a segunda orden las citas médicas de las personas panameñas que necesitan acudir a los centros de salud pública, para supuestamente tenerlos al servicio de la JMJ, un evento que en última instancia es privado, y que corresponde a una iglesia. No me parece correcto, yo creo que si quieren hacer eventos internacionales en Panamá deben hacerlo sin afectar los servicios públicos que recibimos los nacionales y los residentes en el territorio nacional.”
Panamá tiene el afán de mostrar una preparación y logística de primer mundo, mientras tira una cortina que oculta los problemas nacionales, donde el asunto de la salud parece no estar en primer plano, lo cual es grave. El derecho a la salud también alcanza el de prevenir la enfermedad no solo atacarla, quizás por ello la quijada caída de quienes escuchamos con desesperanza la voz de aquel funcionario decir: “solo quienes están enfermos”, es una bofetada, nos indica que solo hasta que estemos al borde de la muerte podemos acudir a pedir auxilio. Hay tanto por hacer por humanizar nuestros sistemas, aunque parezca poco, la puntualidad y trato digno en la atención, pueden salvar una vida, después de todo, cargamos un rosario de necesidades que no tienen cuentas y cada uno “Somos peregrinos que venimos hasta aquí.”
Por Sharon Pringle Félix
Foto de Manu Ramires
Nota al pie de página: Solo se registraron poco más de 300 casos que necesitaron atención médica en la jornada completa de cinco días, frente a la gran cantidad de consultas y atenciones suspendidas a la población panameña, lo que ha dejado en evidencia una desatinada estrategia de salud.
Last modified: 28/01/2019