Dora Hincapié es líder y tesorera de la asociación CESTA (Circuito Económico y Solidario de Támesis), que hace parte del colectivo COA (Cinturón Occidental Ambiental), nos cuenta un poco de la apuesta política de la organización cómo, desde el municipio de Támesis en Antioquia, viven la resistencia y siguen construyendo alternativas nutricionales.
Buena Gente Periódico (BGP) ¿Cómo se constituye la organización y quiénes la conforman?
Dora Hincapié (DH): El colectivo nace en 2005 cuando nos dimos cuenta que estaban requiriendo nuestro territorio para realizar minería a cielo abierto. Empezamos a hacer algunas reuniones y formalmente en 2010 surge la organización como COA. Nace a partir de una declaración que hace el gobierno del cinturón de oro de Colombia, el cual miraba al suroeste y cuando empezamos a estudiar nos dimos cuenta que nacía en el norte del Tolima, pasando por Quindío, Risaralda, Caldas y venía a morir en el suroeste de Antioquia, en los ríos Cauca y San Juan. Ahí nace COA como reacción a esto.
El COA es la articulación de varias organizaciones del suroeste antioqueño donde están varios municipios y algunas organizaciones de mujeres, otras agroecológicas, otras políticas. Entre estas encontramos el CESTA, allí la apuesta es por la defensa del territorio con lo que tenemos la producción campesina y familiar, con la agroecología, con elementos como el valor agregado, el precio justo, el comercio local, potencializando la agricultura campesina y el rescate de las recetas propias, ancestrales, lo agroalimentario, la soberanía alimentaria. A esta última organización pertenecen asociaciones de los municipios antioqueños de Caramanta, Valparaíso, Pueblo Rico, Jericó, Santa Bárbara, Jardín, Andes y 5 resguardos indígenas, todos de Embera Chamí. En CESTA somos 65 personas, somos 32 familias y todas producen alguna cosa.
BGP ¿Cómo es el proceso productivo?
DH: Sembramos como todos los campesinos, recolectamos limpio, deshidratamos varios de los frutos recogidos en deshidratadores solares caseros, en bandejas limpias, los molemos en la máquina de moler arepas. Para el café sí tenemos maquinaria sólo para este, son pocas, pero a medida que vamos vendiendo vamos comprando cositas. El proceso del café empezó trillando con un mazo horrible, tostando en la paila de la natilla, moliendo en la máquina de moler arepas, gradualmente hemos conseguido la tostadora, una trilladora pequeña y la máquina para moler el café. El chocolate también lo procesamos en una máquina aparte, la mayoría de las cosas las hacemos en el fogón de la casa, entonces todo es artesanal.
En este momento todo el proceso se realiza en una sola finca. Allí producen todos los productos, no se necesita una extensión grandísima, es una extensión de 2 hectáreas.
Los que cultivamos tenemos las recetas de las abuelas, yo siempre me soñé que quería producir un café orgánico, pero tampoco era orgánico en un principio, era convencional, lleno de químicos, de urea, de insecticidas, pero todo eso se fue dejando cuando entré en el proceso y me enamoré de la agroecología. Generalmente casi nadie nos dicta capacitaciones, las capacitaciones nos las dictamos así, en un intercambio de saberes y recetas, porque generalmente nosotros no hemos tenido la ayuda institucional, es una cultura y tradición que vamos transmitiendo voz a voz.
BGP ¿Con qué dificultades se han enfrentado durante el proceso?
DH: Como en algún momento no pensamos que íbamos a crecer tanto, no centramos nuestros criterios en que debían ser productores y hoy por hoy es una debilidad que tenemos, pues nos llegan familias que no producen nada, entonces transforman, lo que quieren es comprar materia prima para transformar y vender. En las asambleas estamos tratando la cuestión, porque no se trata de comprar para transformar, se trata de producir para transformar y hacer toda la cadena: el cultivo, la cosecha, la transformación, el consumo, el mercadeo, el trueque y la conservación. Porque si no perdería sentido, sería cualquier empresa de comercialización.
Otra de las dificultades es que no tenemos el apoyo de la administración, no el reconocimiento sino el apoyo, pero como no lo tenemos ya nos acostumbramos a no tenerlo.
BGP ¿Qué logros y reconocimientos significativos han tenido?
DH: Como logros podemos contar: trabajamos comunidades productivas; no tenemos estatutos sino criterios; no pensamos en registro INVIMA sino en sellos de confianza y de calidad y eso los da el consumidor; en nuestras unidades productivas muchas entraron en el proceso de transición del cultivo convencional a los cultivos agroecológicos; muchas personas y familias quieren pertenecer a CESTA, porque reconocen nuestros esfuerzos por la defensa del territorio; que reconozcan nuestros productos, que son limpios, que el consumidor reconozca y ubique dónde es que los producen, ese reconocimiento sí lo queremos; que cada día vamos ampliando la gama de productos; también que nuestros niños quieran a CESTA, los estamos llevando al toldo y les estamos enseñando a conocer los productos de nosotros, en qué vereda los hacen, esto es muy valioso.
En cuanto a reconocimientos institucionales no tenemos. Las administraciones quieren borrarnos, cuando hacen ferias agroindustriales a nosotros no nos invitan, a veces nos invitan como por pena, pero nos dan el local por allá más atrás, más abajo. No obstante eso, las comunidades nos reconocen, reconocen nuestros productos, los solicitan, entonces para nosotros es mucho más gratificante eso, que las comunidades nos llamen proceso hermano. Las administraciones no nos han ayudado. Tenemos un puesto en la plaza de Támesis pero es la resistencia y la persistencia lo que nos hace estar allá, no saben cómo sacarnos, allá estamos cada domingo y así ya llevamos 6 años.
Fuente: Buena Gente Periódico
Last modified: 08/01/2019