Tan fácil como robarle un dulce a un niño. Así reza un dicho popular que pone de manifiesto las mañas e intenciones de querer jugar con la ingenuidad o intentar sacar provecho o dar a conocer la astucia, picardia, quizá la sinvergüenzura de unas personas sobre otras.
La noticia de la erupción del Volcán de Fuego en Guatemala, circuló de manera inmediata en nuestro Continente, y conmocionó debido a la afectación de miles de personas, diríamos, de paso, que la imagen de éstas fue reflejada sin considerarse el respeto a su dignidad de seres humanos, siendo objeto de la primera plana de la miserable venta de diarios digitales, impresos y noticieros televisivos.
Este fenómeno natural desmantela, al igual que otros similares, la poca preparación que tenemos ante esos sucesos, aún en tiempos donde se piensa es materia aprendida la alerta y respuesta temprana de los estamentos correspondientes, quienes fanfarronean discursos de resiliencia y gestión de riesgos, tal parece que llegada la hora, se pierden los manuales.
La lava del Volcán de Fuego fue consumiendo vegetación, casas, familias; sí, son lamentables las pérdidas, igualmente, desalentador percibir que con tanto desarrollo persista la incomprensión humana a los mensajes de la Naturaleza. El desastre a kilómetros de distancia, se agravó por la incapacidad de gobernanza e incompetencia de las autoridades quienes improvisaron y siguen improvisando con la vida, más aún con el bienestar físico y sicológico de las personas afectadas.
Eran las 3:00 p.m., hora de Panamá. A nuestro teléfono llegó un mensaje del compañero Osberto Salazar, activista de derechos humanos guatemalteco. Un audio denunciaba desde el Centro Universitario del Sur -CUNSUR , el mal uso de las donaciones internacionales en el Albergue Las Golondrinas. Una voz agitada e impotente narraba como personal del MIDES, la Conred y el Ejército, había tomado lo mejor de las donaciones y se lo llevaban sin explicación.
Para verificar lo anterior, hicimos par de intentos por aclarar. La periodista independiente Louisa Reynolds, desde Guatemala, nos informó que hay personas en los albergues que aseguran que personal con chalecos de Conred les han quitado las donaciones que han llegado. Y entre los puntos señalados como un balance de la situación, detalla la respuesta lenta, tardía y poco efectiva de las autoridades (escuchar audio con reporte completo).
Lo mencionado por Reynolds, está sustentado en un hecho que plasma el medio Plaza Pública el seis de junio, el cual evidencia cómo los encargados del lujoso complejo La Reunión, ubicado en las faldas del Volcán de Fuego, en el Departamento de Sacatepéquez, pudieron evacuar a sus huéspedes y personal de servicio antes de la 1:00 p.m., del 3 de junio, por la alerta inmediata del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh). Y es que el hotel recibe los informes de la actividad de dicho volcán a cambio de electricidad e internet a los técnicos de esa institución cuando realizan las visitas de campo.
El Volcán de Fuego también escupió verdades, la desigualdad de nuestros sistemas, que discriminan y desconocen la humanidad. Algo es seguro, la aldea El Rodeo y sus comunidades vecinas no tienen el privilegio de dedicir que pueden vivir, porque en plena Era Informativa, alguien decidió por ellos que no era necesario evacuar el área. Esa zona fue aplastada por la erupción, y con ella decenas de habitantes, algunos de los cuales siguen desaparecidos. En total, se identifican hasta este 9 de junio, unas 109 personas muertas, 197 personas desaparecidas y mas de 3000 albergadas.
Pasan los días y las gotas de esperanza se juntan con solidaridad que llega de todos lados, al tiempo, las personas afectadas se preparan para recibir la ayuda que no se sabe cómo se distribuirá, del otro lado, están “quienes ayudan”, entre los cuales se suma una nueva especie, quienes aprovechan la oportunidad para sacar provecho. Hace pocas horas, ante la alarma en redes sociales por un hallazgo, la Secretaría de Obras Sociales de la Presidencia (SOSEP) reconoció que el donativo que entregó la primera dama, Patty de Morales, no era del gobierno, sino que ella solo participó como voluntaria para llenar las bolsas de víveres con insumos y productos que ha donado la población. El malestar surgió cuando las cámaras evidenciaron que las bolsas llevaban logos del gobierno, sin reflejar de donde provenía el apoyo. A esto se suma la retención descarada de donaciones en fronteras, y la orden de embodegar medicamentos.
Verónica del Cid, guatemalteca, y Coordinadora de la Red Alforja, considera que “hay que denunciar el racismo y la discriminación institucionalizado para abordar la tragedia y la expresión del riesgo donde viven las comunidades. Insistir también que no hay desastres naturales, que no es el volcán o la madre naturaleza la culpable de esta tragedia, son las condiciones de riesgo y la falta de capacidad organizativa y preventiva que generó este olor a muerte y tristeza en el pueblo pobre de Guatemala.”
Por todo lo anterior, por el respeto al niño vendedor de dulces en Alta Verapaz que donó Q.5.00 de su venta del día, por la dignidad de la señora indígena de escasos recursos quien regaló su par de botas industriales a los bomberos, -quienes están liderando las actividades de rescate-, por el honor de los hermanos y hermanas guatemaltecos, nos unimos a las voces que denuncian la falta de transparencia en la distribución de la ayuda internacional y local, exigimos el trato humano y se garantice el respeto a la dignidad e integridad de las personas que habitan en los albergues, -especialmente el cuidado con niñas, niños y mujeres-, a fin de cuentas, garantizar los derechos humanos no debería ser opcional.
Texto de Sharon Pringle Félix y Manu Ramires
Foto de Prensa Comunitaria (Guatemala)
Louisa Reynolds
Last modified: 10/06/2018