Una mujer indígena, una lesbiana negra, una trava sudaca
Dos femicidios políticos: Berta y Marielle. Ambas forman un puente en el que reconocemos las fronteras de los cuerpos asesinados en las guerras del siglo XXI.
El patriarcado nos mata literalmente, físicamente, y se ofende con nuestra rebelión feminista, que es tan de marea y ríos, tan de bosques y mariposas, tan de cantos y danzas, tan de alegre rebeldía, tan de vida.
Decidimos vivir, hermanas, compañeras, y vivir en libertad. En el fuego en que nos queman encendemos nuestras pasiones. Ardemos con las niñas de Guatemala, y con todas las que fueron estigmatizadas por su poder, por sus saberes, por sus gritos.
Nos levantamos con las mujeres que reinventan el mundo, desde las montañas de Kurdistán.
Berta, estamos despertando como humanidad.
Marielle, hacemos del luto, luta.
Señores de las sombras, a sus guerras las enfrentamos con nuestras revoluciones.
Compañeras, tenemos en nuestros cuerpos la memoria de las brujas, de las guerreras de nuestros pueblos, de las que se animaron a vivir sus deseos, aun en soledad.
Ya no estamos solas. Ahora somos miles, millones en el mundo. Quienes se sientan tristes que miren y naveguen la marea. Que sientan estas olas que nos arrastran, que nos abrazan y amparan.
Diana Sacayan, pequeña saltamontes te decía Lohana, con tu ejemplo de resistencia sudaca tomamos las calles por todas las travas, las trans, las lesbianas, las mujeres apuñaladas. Fue travesticidio, le decimos a los códigos de las injusticias, y nos decimos “Si tocan a una, respondemos todas”.
Somos ancianas, jóvenes, adolescentes, niñas feministas, que crecemos sin miedo a la muerte ni a la vida.
Ahora ya nadie muere para siempre. Ahora todas vivimos en nuestra rebelión.
(Claudia Korol)
Last modified: 19/03/2018