Ya han pasado 5 años desde que unas 1000 mujeres murieron y otras resultaron heridas a consecuencia del derrumbe de los edificios de Rana Plaza en Bangladesh, donde trabajaban en condiciones inhumanas a cambio de un salario miserable. La noticia conmocionó al mundo entero. Hubo muchas acciones de repudio y exigencia de reparaciones por los daños ocasionados. Nosotras, Mujeres de la Marcha Mundial de las Mujeres unimos nuestras voces al grito de varios grupos y movimientos sociales que alrededor del mundo exigían el fin de la impunidad de las empresas transnacionales, no solo en Bangladesh, sino en todo el mundo.
En 2015, en el contexto de nuestra 4ª Acción Internacional, decretamos el 24 de Abril como día de Solidaridad y Acción global para recordar a las mártires del día a día y reflexionar sobre el trabajo de las mujeres en las dinámicas de la economía mundial. Nuestras reflexiones y análisis políticos en los diferentes lugares donde nos movilizamos y construimos nuestras luchas, nos ha llevado a concluir que fenómenos como el de Rana Plaza están en todas partes ¡y se manifiestan de muy diferentes maneras!
Las movilizaciones de este año en torno al 8 de Marzo representan, una vez más, una llamada de atención que los movimientos de mujeres en el mundo pretenden hacer en torno al trabajo de las mujeres y su contribución a la economía mundial. El llamado de una huelga general que contó con la respuesta de muchos movimientos y grupos de mujeres y alianzas sindicales para decir que el trabajo de las mujeres cuenta, y denunciar las varias formas de explotación y desigualdades.
Al aproximarse un nuevo 24 de Abril, nosotras, mujeres de la Marcha Mundial de las Mujeres, reafirmamos nuestra lucha, denunciando al sistema patriarcal-capitalista, que debido a la división sexual del trabajo, mantiene y perpetúa la desigualdad al someter a las mujeres al trabajo de reproducción y al mismo tiempo invisibilizar ese trabajo y descalificarlo dentro de una amplia esfera económica. El trabajo de reproducción y de cuidados es el que genera, reproduce y sostiene la vida que mantiene todas las demás dinámicas de la sociedad y de la humanidad. Sin embargo, el sistema capitalista y patriarcal se apropia de la fuerza de trabajo de las mujeres y, en muchas circunstancias, manipula y mercantiliza ese trabajo para promover sus lucros.
El sistema capitalista generó la crisis y la recesión. En estas circunstancias, vivimos el debilitamiento del Estado y la pérdida de su papel como guardián de las políticas públicas y de garantizador del acceso a los servicios de salud, educación, transportes, saneamiento y seguridad social de los ciudadanos y particularmente de las mujeres. En cambio, vivimos el fortalecimiento del poder de las empresas que toman el control de las instituciones y servicios a través de la privatización. Estas empresas reducen los servicios al mínimo y cobran fortunas por la prestación de los mismos. La mayoría de la población y particularmente las mujeres quedan desprovistas del ejercicio de sus derechos básicos.
Vivimos en una era de avance del capitalismo imperialista, con formas modernas de colonización de los pueblos y sus territorios: los acuerdos de libre comercio y los megaproyectos de inversión promueven la invasión territorial, la explotación y la mercantilización de la naturaleza y los sistemas de tierra, agua y bosques. Destruyen los medios de vida, la cultura y la sabiduría de los pueblos locales. Para el capitalismo, todo tiene precio y todo tiene substituto. ¡Pero nosotras sabemos que no!
Generan discordia, fomentan guerras y hacen imposible la vida local. El Norte se ha desarrollado a costa del colonialismo imperialista y hoy usa las mismas estrategias para salvarse frente a la crisis que ha creado. Las personas son forzadas a migrar del campo a las ciudades o de las ciudades a otros países, en busca de seguridad y mejores condiciones de vida. Pero muchas veces, las mujeres caen en redes de extorsión y tráfico de mujeres para explotación sexual o trabajos forzados, trabajo esclavo, en un callejón sin salida. Lo que parece bajo coste de producción en Asia, África o América Latina, representa un alto coste y la destrucción de la vida de las mujeres, la destrucción del ambiente y de la humanidad.
Este sistema patriarcal, capitalista y colonialista, no solo se organiza para debilitar al Estado, sino que destruye todas las formas de organización democrática que defiendan el bien común.
Por eso, nosotras, Mujeres de la Marcha Mundial de las Mujeres, en este 24 de Abril de 2018, nos movilizamos para reafirmar nuestras luchas en defesa de los sistemas que sostienen la vida y la valoración de nuestro trabajo como parte central de la economía y de todos los sistemas que garantizan la sostenibilidad de la vida. Defendemos los valores de la convivencia y de solidaridad entre las mujeres, entre mujeres y hombres y entre los seres humanos y la naturaleza.
Apelamos a todas las militantes de la Marcha Mundial de las Mujeres, a los grupos, organizaciones y movimientos aliados, a hacer un acto político en defensa del trabajo y de una economía justa, donde los derechos de las mujeres sean respetados, el día 24 de Abril, desde las 12:00 hasta la 13:00 y así estaremos unidas durante 24 horas, ¡alrededor del mundo!
¡Seguiremos en Marcha hasta que todas seamos libres!
Marcha Mundial de las Mujeres MMM
Last modified: 03/05/2018
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24 horas de acción en solidaridad feminista en todo el mundo