¿ Descubrimiento ?: Des (cubri) miento, des (cubrimiento), (descubri) miento y (des) cubri (miento)
¿Qué se celebra el 12 de octubre? En rigor histórico nada; porque no se tiene nada que celebrar. Por el contrario, esa fecha remite a un largo y complejo episodio de nuestros pueblos originarios que quedaron atravesados bajo el imperio de la cruz, la lengua y la espada, y a un sostenido proceso de dominación y genocidio, que nos articuló al mercantilismo en total desventaja y sumisión.
Pero aun tratándose de suavizar el encontronazo que sucede el 12 de octubre de 1492, mal llamado inicialmente “Día de la raza” y más tarde “Encuentro de Culturas”, es hacerle un flaco favor a la mentira histórica. La invasión de nuestro continente, como es sabido se explica de alguna manera por la forma brutal en que nos fueron arrancados nuestros conocimientos, usurpados nuestras historias de vida y el robo de los avances en la medicina tradicional y nuestra cultura.
Si algo define a la empresa de conquista, es su contenido usurpador, egoísta, impositivo. Desde un inicio España vio a nuestros territorios originarios como tierra para conquistar y robar. Las largas cicatrices históricas que dejó este encontronazo, nos pone frente a genocidas, violadores, “terroristas”, conquistadores a sueldo.
La palabra descubrimiento, en forma laxa, podría entenderse como encuentro, hallazgo, invención. Dichosamente en la primera acepción, el sema remite a choque de dos cosas. O por el contrario, podría direccionarnos a una situación concertada entre dos personas. Pero también decir descubrimiento, es indicar la discrepancia entre dos posiciones, con puntos de vista diametralmente opuestos. En otras circunstancias señalemos, pues, que el encuentro remite a una concurrencia de dos puntos iguales. Y por lo que los archivos nos señalan, esto nunca ocurrió, entre dos culturas tan disímiles.
Sin embargo, para el tema que nos ocupa, el descubrimiento es ya de por sí un espacio histórico que tiene implícito la competición, la desestructuración y el rompimiento de la memoria colectiva del grupo invasor contra los pueblos originarios.
¿ Descubrimiento ?. Falso. Creer a estas alturas que Cristóbal Colón descubrió “América”, es seguir sosteniendo una mentira en el ideario histórico. Las referencias arqueológicas han demostrado que 45.000 años antes de la llegada de los españoles, estas tierra ya estaban pobladas y 10.000 AC, la cultura productiva, ya había iniciado su largo recorrido. Pero además, vestigios arqueológicos y lingüísticos, demuestran el contacto temprano, mucho antes de la llegada de los españoles, con fenicios, celtas, vikingos, chinos, africanos, vascos y bretones.
Des (cubri) miento. Es hora que en las escuelas, colegios, universidades iniciemos el proceso de desmentir todo lo que se ha construido bajo el mito de Colón. Estamos en la obligación de romper con ese largo velo “cubri” y mentiras que tejió la historia oficial.
Des (cubrimiento). Bajo la imposición del evangelio, bajo el filo de las espadas, la pólvora de los arcabuces, y una lengua impuesta, se generó un largo proceso de cubrimieto, de nuestras formaciones económico sociales. Nos hicieron aparecer como los salvajes de un tierra que tenía forma de teta, en la lógica de Colón. Y bajo una identidad falsificada, nos llamaron “indios”.
(Descubri) miento. Sin lugar a dudas, hay aspectos que derivan del fenómeno cultural de la invasión. En el diario de Colón, se anuncia que divisó luces el 11 de octubre de 1492. Empero, se le otorga a un marinero de TRIANA, Juan Rodríguez Bermejo, ser el primer expedicionario que vio las tierras de Guahaní…”tierra a la vista”; así refiere el texto oficial. Sin linternas, sin catalejos y con la ausencia de muchos instrumentos, solo debemos suponer la supervista de ese marinero, para poder divisar la tierra. Nunca se nos dijo el color de piel de “Rodrigo de Triana”, porque era un peligro mencionar la piel negra de esa aventura genocida. Mejor pensar que la piel blanca era sinónimo de progreso, religión y avance científico.
(Des) cubri (miento). A 524 años de este mala suerte de encontronazo, nos corresponde (des) (mentir), lo que sutilmente la historia dominante nos ha querido imponer. Decodificar las incógnitas de Colón, su origen, su patria, su lengua vernácula, su carácter de corsario y no enviado del evangelio. Distinguir entre el Colón marino y el Cristóbal marinero. Es decir, distinguir entre su labor profesional (marino) y lo que el Almirante conocía en verdad de las técnicas de navegación y las artes de mar (marinero). Reconocer también el verdadero objetivo de la “compañía”, los intereses económicos sobre el bacalao, la imposición imperial sobre nuevos territorios y la dominación ideológica, a través del evangelio. Cuál es la verdadera lengua de Colón, ¿ portugués, latín o castellano?. Por qué hablar de tres carabelas, si se tiene certeza que el viaje hacia América se hizo en una nao, una carraca y una carabela.
Si una larga y extensa región del mundo guarda un luto sostenido, la verdad que eso nos obliga a repensarnos, a preguntarnos si vale la pena celebrar ese fatídico encontronazo de nuestros pueblos ancestrales frente a la espada, la lengua y el evangelio.
Pareciera que la conclusión general se impone. No tenemos nada que celebrar, sino estamos en la obligación histórica de recuperar nuestra memoria histórica.
Por: Trino Barrantes Araya
Last modified: 12/10/2016